UTILIZACIÓN DE LAS MOMIAS EN LA ANTIGÜEDAD

En los grimorios (libros de magia negra de la Edad Media), se encuentran miles de recetas para utilizar trozos de momia traídos de tierras lejanas, también se utilizaban restos de vendas para confeccionar saquitos ceremoniales que servían para contener los espiritus de los difuntos o pactar con los genios de la oscuridad.

Otra de las costumbres más arraigadas durante siglos fue utilizar los restos de momia como combustible. Arrancaban un trozo de brazo o de pierna para usarla como antorcha, ya que al estar cubiertas de tela, que además estaban impregnadas de aceites y resinas, ardían con facilidad.

La farmacopea recurría al polvo de momia para preparar elixires curativos o embellecedores, ungüentos y medicinas para la piel. Se fabricó un curalotodo o remedio universal a base de agua, pasta de momia y plantas aromatices. Además de curar casi cualquier tipo de dolencia, era afrodisiaco. Cómo tenía tanta aceptación el curalotodo, se llegó a intentar recurrir a los cadáveres de los criminales para cubrir la demanda de existencias.

En un antiguo vademécum cuentan:

“Para obtener el producto primo, puede recurrirse en noche sin luna a aquellos lugares donde han sido depositados uno encima de otro los muertos leprosos, pues éstos generan una materia excepcional si es convenientemente tratada.

Se les debe cortar los miembros más tiernos que una vez en el laboratorio deberán ser triturados y mezclados con carnes, huesos y excrementos hasta formar una masa que deberá recubrirse con arena o tierra húmeda. Cuando la tierra esté seca será retirada con rapidez y mezclada la masa con aceite o grasa y harina, mezclando de nuevo hasta conseguir una pomada untuosa y blanca”

Otro macabro uso de las momias era enviar las vendas de las momias para ser utilizadas como papel de embalaje. También se llegó a crear una pintura al óleo que recibía el nombre de “marrón momia”.