12 de septiembre de 2018

HISTORIAS DE MÉDICOS-3


Un canadiense del que solo se sabe que se llamaba George, fue según parece, la primera persona en practicarse a sí mismo una lobotomía, que consiste en cortar algunas fibras del lóbulo frontal del cerebro. Parece ser que padecía una manía obsesiva que le hacía comprobar continuamente si las cosas estaban en su sitio, las ventanas cerradas y su cartera en el bolsillo. Decidió suicidarse disparándose un tiro en la boca, la bala no le mató, pero penetró en el lóbulo frontal izquierdo de su cerebro. Cuando se recuperó de la herida, tenía sus facultades mentales intactas, además, se había curado de su obsesión.

Antes de descubrir la anestesia en 1842, los médicos intentaban dormir a sus pacientes de distintas maneras: semi-asfixiarlos, emborracharlos, congelar la parte del cuerpo que debían operar, o haciéndoles inhalar los humos de plantas narcóticas quemadas en los procedimientos más comunes.

En el siglo XVIII, el doctor William Cheselden, del Hospital Santo Tomás de Londres, tardaba menos de un minuto en cortar, meter el dedo y extraer una piedra de la vejiga urinaria de un paciente. En el siglo XIX, el doctor Robert Liston, se hizo famoso por el tiempo que tardaba en amputar una pierna; menos de 30 segundos.

Para controlar la natalidad en el antiguo Egipto, mezclaban excrementos de cocodrilo con una pasta especial, insertaban esta mezcla en la vagina de la mujer, impidiendo el paso del esperma.

El hachís era prescrito en China, en el siglo XXVIII a. C., como remedio contra la malaria y la falta de memoria.

En la antigua Babilonia, si un médico mataba accidentalmente a su paciente, se le condenaba con la amputación de las dos manos. Cuando el paciente era un esclavo, al médico no le pasaba nada pero estaba obligado a compensar al amo con un esclavo nuevo.

Además de como explosivo, la nitroglicerina también se utilizaba ya en el siglo XIX como vasodilatador para curar la angina de pecho.

John Hunter, cirujano del rey Jorge III, médico destacado de su tiempo, fue pionero en la cirugía de los trasplantes, al implantar el diente de una persona en la cresta de un gallo. Hunter murió como consecuencia de los experimentos realizados consigo mismo.

La artritis reumatoide, una enfermedad degenerativa que apareció en Europa hacia el año 1800, fue importada del Nuevo Mundo por los primeros comerciantes. Lo confirman los restos de unos 5000 años de edad, desenterrados en Alabama, Estados Unidos, con señales sobre esta enfermedad.

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