14 de septiembre de 2018

SOBRE ALIMENTOS-4


El cóctel Manhattan, whisky y vermouth dulce, fue inventado por Jennie Jerome, una hermosa neoyorquina que fue la más popular de la ciudad hasta que viajó a Inglaterra como esposa de Lord Randolph Churchill en el año 1874 y fue la madre de Winston Churchill.

Las patatas fueron importadas por primera vez a Europa en barcos españoles que volvían de Perú, a principios del siglo XVI. Aunque en algunos círculos se pusieron de moda, las patatas tardaron en hacerse populares. Las patatas fueron prohibidas en Borgoña en 1610 porque se decía que si se comían habitualmente provocaban lepra. Desde Colombia se llevaron a Inglaterra por sir Francis Drake en 1565.

La ginebra inglesa era la bebida de los pobres; los ricos bebían oporto y brandy en grandes cantidades. Cinco o seis botellas eran lo más habitual en una noche. El doctor Samuel Johnson (1709-1784), erudito y crítico literario inglés, una vez bebió 36 vasos de oporto sin levantase de su silla.

Los europeos del siglo XVI no vivían solamente de pan, más bien vivían del grano. La cerveza, derivada del grano, era consumida en grandes cantidades. Soldados holandeses en campaña, en 1582, recibían nueve litros al día. Los hombres de la reina Isabel recibían solo cuatro litros y medio.

La pasión por la ginebra que azotó a Inglaterra en el siglo XVIII casi arruinó la salud, la moral, la cordura y el poco respeto que tenían los pobres por las leyes de los ricos. De 1714 a 1733, el consumo inglés aumento de 9 190 000 a 20 975 000 litros anuales y solo disminuyó cuando las leyes estrictas empezaron a limitar la venta.

En las tumbas de los indios precolombinos fueron hallados restos de palomitas de maíz.

Para celebrar, en el año 537 de nuestra era, la consagración de la nueva iglesia Santa Sofía, el supremo producto del arte bizantino, el emperador Justiniano ofreció un banquete que ocasionó la matanza de más de 10 000 ovejas, bueyes, cerdos, venados y aves de corral.

Una plaga de ebriedad, coincidiendo con la Peste Negra, se extendió por Europa a mediados del decenio de 1300 y subsistió después que la enfermedad hubiese desaparecido. En esa época, decían que las bebidas fuertes actuaban como preventivo contra el contagio. No era así, pero hacía que el bebedor se preocupara menos.

La fábula del “mana del cielo” que comieron los hebreos en el desierto puede haber sido inspirada por la secreción dulce producida por insectos que son parásitos de la planta de tamarisco. La secreción es periódica y los beduinos aún la recolectan cada mes de junio. Se conserva bien y es muy importante para los nómadas.

Para hacer un panal de 1 kilo de miel, las abejas deben recoger néctar de más de 2 000 000 flores.



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