27 de junio de 2015

ORIGEN DEL ENJUAGUE BUCAL


La historia del colutorio dental o enjuague bucal se remonta a las civilizaciones griega y romana. En esa época el colutorio era una mezcla de hierbas naturales, miel, carbón en polvo y leche de cabra o de burro, corteza de árboles, cuernos de ciervo. Los romanos demostraron un gran conocimiento de la importancia de la salud bucal. Utilizaban muchas sustancias desinfectantes, una de las más fuertes era la orina, lo que hizo que se comercializara con ella. Hipócrates recomendaba un enjuague con sal, alumbre y vinagre, y el Talmud Judío la mezcla de aceite de oliva y agua de masa.

Anthony Van Leeuwenhoek, científico holandés y descubiertos del microscópico, fue el primero que observó con un microscopio las bacterias provenientes de la boca. En 1683 descubrió organismos vivos en la placa dental, y que con una solución de vinagre y brandy, era posible eliminarlos, si esa mezcla se dejaba un tiempo en la boca.

En 1893 Karl August Lingner comercializó el primer enjuague bucal, un antiséptico llamado “Odol”. Contenía aceites aromáticos. Todavía se encuentra en el mercado. En 1860 Joseph Lawrence Lister, cirujano británico, descubrió un antiséptico que mantenía los quirófanos limpios de bacterias y gérmenes. A partir de ese momento el líquido fue utilizado para multitud de usos; como friegasuelos, para tratar la gonorrea, para limpiar, para desinfectar el cuero cabelludo etc.

En 1879, el doctor Jordan Wheat Lambert, empezó a usar la misma fórmula del antiséptico en odontología, de esa manera fabricó el primer colutorio, lo llamó “Listerine”, en memoria del doctor Joseph Lawrence Lister. Lo comercializó en 1881.

En 1914, Listerine pasó de producto de prescripción médica a venderse libre. En 1960, Harald Löe, investiga sobre los enjuagues con clorhexidina, que permanece activa y con capacidad antimicrobiana, durante varias horas. Este agente sigue siendo, el más efectivo.

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