16 de junio de 2015

ESCUELAS EN EL SIGLO V y VI


Las escuelas habían ido desapareciendo, por varias razones: falta de soporte económico por parte de las ciudades, desinterés de los estudiantes, que no veían perspectivas de mejorar su futuro mediante el esfuerzo escolar, recelo de muchos ante su carácter pagano. Pasada la mitad del siglo V, los obispos comenzaron a promover escuelas bajo su control que suplían a las desaparecidas. Su función era preparar gentes de Iglesia en el aspecto intelectual, modificando los planes de estudio, enfocándolo todo al estudio de la Biblia y textos cristianos.

La enseñanza escolar consistía en su fase inicial en aprender a leer, y sólo después a escribir. Luego a través de los textos, leídos y comentados, se planteaban problemas que respondían los libros escolares, catecismos, manuales de distintas disciplinas. Se avanzaba por la redacción y la composición, con estudio de las técnicas retóricas. Se solían aprender los textos de memoria, sobre todo los salmos y formulas de los sacramentos.

Tenían grandes problemas para la escritura, muchos escolares no lograban aprender a escribir más que su nombre para poder firmar documentos. Escribir sin problema era una técnica costosa que sólo alcanzaban (y con dificultad), los notarios, diseñadores profesionales y los copistas.

A lo largo del siglo VI existieron escuelas en Levante: Tarragona, Valencia y Cartagena; en el sur: en Sevilla y Córdoba; en el oeste: en Mérida; en el interior: Toledo y Zaragoza, y en la zona pirenaica.

Las escuelas solían ser dirigidas por una sola persona, aunque en ocasiones contaban con varios maestros o formadores. Los alumnos se reclutaban entre los hijos de familias que aspiraban a hacer carrera eclesiástica. No se podía utilizar la escuela para abrirse camino en la vida política o la militar.

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