24 de junio de 2015

CERVANTES, PRISIONERO EN ARGEL


Durante su regreso desde Nápoles a España, la galera “El Sol”, en la que viajaba Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616) y su hermano Rodrigo (1550-1600), fue interceptada frente a las costas de Cataluña por una flota turca dirigida por el corsario Arnauti Mamí, era el 26 de septiembre de 1575. Cervantes y los españoles que no perecieron fueron hechos prisioneros para más adelante venderlos como esclavos.

A Cervantes se le habían encontrado unas cartas de recomendación de don Juan de Austria y del Duque de Sessa, para solicitar algún tipo de favor en reconocimiento de sus méritos, y lograr el perdón de los años de destierro que le quedaban por cumplir. Así que sus captores creían que era alguien muy importante y pensaron en pedir un rescate. Lo vendieron a Dalí Mamí (el Cojo) que fue quien fijo su rescate. Quinientos escudos de oro pidieron por su libertad.

Al esperar un rescate por él, su cautiverio no fue tan malo como el del resto de prisioneros. Su vida transcurría encerrado en los “baños”, que era el nombre que recibían las prisiones. A pesar del trato de favor que tenía, intentó fugarse en cuatro ocasiones.

La primera de ella en enero de 1576, Cervantes y algunos compañeros lograron persuadir a un musulmán para que les llevase a pie hasta Orán, donde podrían embarcar hacia la Península. Después de algunos días de caminata, los abandonó. Tuvieron que volver a Argel donde fueron encerrados de nuevo.

Poco después dos de ellos lograron escapara, y al regresar a España, se pusieron en contacto con la familia de Miguel y Rodrigo, que empezaron a hacer gestiones y recaudar dinero para el rescate de los hermanos. Se endeudaron, pero no lograron nada. La madre de Cervantes se inventó una treta, se hizo pasar por viuda y de esa manera consiguió sesenta ducados. Con ese dinero, más lo recaudado anteriormente, tres religiosos mercedarios partieron para traer de vuelta a los hermanos.

Parecía que con la llegada de los mercedarios parecía que se iba a arreglar el asunto, pero en el momento de pagar el rescate, Dalí Mamí, aumentó la suma de dinero del rescate. El dinero de los monjes sólo llegaba para liberar a uno de ellos, Miguel prefirió que fuese Rodrigo el liberado. Salió con un plan para liberar a Cervantes y a catorce presos más.

En el mes de mayo de 1577, Cervantes aprovecho la ausencia de Dalí Mamí, según los planes previstos, condujo a los catorce cautivos a una gruta del jardín de la casa del alcaide Hasán Bajá, donde un jardinero español, Juan, les iba a prestar ayuda. Allí permanecieron varios meses.

Finalmente, el 20 de septiembre, Miguel se fugó y se reunió con sus compañeros. En la madrugada del 29 de septiembre, el barco que su hermano había conseguido hacer salir de Mallorca, no llegó. Había intentado dos veces acercarse a la costa, en un último intento fue descubierto. El jardinero tuvo miedo y los delató, siendo apresados de nuevo.

Cervantes se culpó de todo, se le perdonó la vida, pero fue encerrado y encadenado. Planeó otra fuga, está vez por tierra, pero le volvió a salir mal. Fue llevado de nuevo ante Hasán Bajá, que le condenó a recibir dos mil palos, o sea, morir. Gracia a algunos mahometanos y cristianos, Hasán lo perdonó de nuevo.

En mayo de 2580, volvió a intentarlo. Convenció a un renegado que quería regresar a España, para que con la ayuda de un mercader de Valencia, comprasen una fragata para emprender la huida por mar, con él y sesenta cautivos. Un dominico, los delató.

Convencido de que nada podría liberarle de la muerte, escapó y permaneció escondido durante un tiempo en casa de un cristiano. Al final se presentó ante el alcaide para asumir sus responsabilidades. Hasán Bajá le perdonó y le volvió a encerrar en prisión, en peores condiciones. Cinco meses después llegó el pago de su rescate.

El 19 de septiembre de 1580 quedaba libre. El 27 de octubre volvía a pisar España.

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