HISTORIA DE LA PELUQUERÍA
Los caballeros se recortaban la barba de forma simétrica, empezando por las mandíbulas y descendiendo en rizos adornados hasta el pecho. Cuando no podían llevarlo natural, se recurría a los postizos. La barba para los asirios era distintivo de una situación social de poder y riqueza.
Los primeros peluqueros inventaron la barra de hierro caliente, antecesor de la tenacilla. También contaban con una colección de peines de todo tamaño y formato, de navajas, de cepillos y de espejos.
Para teñir utilizaban diversos productos; el tono dorado se conseguía mediante el teñido con una variedad de jabones y lejías alcalinas traídas de Fenicia, que era el centro jabonero y cosmético de la antigüedad. Para el teñido temporal del cabello se utilizaba polen amarillo sobre una mezcla de harina y polvillo de oro.
Entre los celtas el pelo largo indicaba distinción, y el pelo corto esclavitud o castigo. En Esparta se obligaba a los jóvenes a llevarlo corto, los adultos podían llevarlo largo. Los musulmanes pusieron de moda llevar la cabeza afeitada como muestra de sometimiento a Alá.
En el año 303 a. C., los griegos acapararon el arte y negocio de la peluquería en Roma. Su gremio fue de los primeros que se formaron y el más poderoso de su tiempo. Impusieron el pelo oscuro, cónsules y senadores, damas, matronas… recurrían a todo tipo de tintes para ennegrecer su cabello. Utilizaban muchos productos naturales para hacerlo: cáscara de castaño hervida, mezclada con puerros cocidos, con este ungüento se embadurnaban el cabello.
Plinio, recomendaba para disimular las canas, hacer una pasta con lombrices trituradas y una planta napolitana. Para la calvicie se utilizaban una mezcla de arándanos y grasa de oso.
En la década de los 50, Charles Nessler, peluquero londinense, inventó la permanente, invento que causó furor en América y en Europa, e hizo millonario a Charles.
IMAGEN-"El tocador de una dama romana" de Simeon Solomon (1840-1905)
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