11 de noviembre de 2014

DOPAJES EN LA HISTORIA


El uso de sustancias para mejorar el rendimiento físico es muy antiguo. En el Gilgamesh sumerio, la Ilíada griega, los griots africanos, el Popol Vuh maya, etc., se refieren a bebidas, inhalaciones, comidas… que permitían multiplicar la fuerza a los guerreros. Los participantes en las carreras, luchas y lanzamientos de la Antigua Grecia o en los juegos de pelota mesoamericanos consumían alucinógenos y energizantes a base de hongos, semillas, animales o plantas. En la Irlanda medieval, los jugadores de caid (futbol gaélico o balón pesado) se enfrentaban a los rivales después de beber whisky.

La palabra dopaje viene de “dop”, el nombre de un pócima iniciática del sur de África, que se hizo famoso en el mundo de la hípica. Se empezó a controlar a los caballos en 1910, a los deportistas en 1930.

Algunos casos sonados de dopaje:

En el año 1896, Arthur Linton, ciclista galés, murió dos meses después de ganar un rally París-Burdeos. La causa oficial fue muerte por fiebre tifoidea, en realidad murió de una sobredosis de cafeína y estricnina. Dos compañeros de equipo murieron por la misma causa al poco tiempo.

En el año 1960, en los Juegos Olímpicos de Roma, el danés Knud Enernark, cayó desplomado de su bicicleta a punto de llegar a la meta en los 100 Kilómetros contrarreloj, todo parecía indicar que era un golpe de calor, la autopsia reveló que estaba atiborrado de anfetaminas.

Thomas J. Hicks, clausuró en 1904 los Juegos Olímpicos de Saint Louis cruzando la meta apoyado en sus entrenadores, que le habían dado estricnina y brandy durante la carrera. El corredor de maratón, se desmayó y pasó semanas en coma al borde de la muerte.

En 1975, el gobierno de Alemania Oriental fundó un departamento que dopaba a sus atletas para asegurar los triunfos. Unos diez mil deportistas fueron las víctimas. En los Juegos Olímpicos de Montreal (1976), las nadadoras ganaron 11 de 13 títulos, y en los Juegos de Seúl (1988) el país obtuvo 102 medallas. Empleaban esteroides anabólicos, incluso inseminaron a las atletas para que las hormonas del embarazo mejoraran sus marcas.

En 1988, durante los Juegos Olímpicos de Seúl, el canadiense Ben Johnson, dio positivo en un análisis de orina, después de ganar los 100 metros lisos. Admitió que tomaba pastillas de todos los colores desde 1981. Fue descalificado y le otorgaron el título a Carl Lewis. En 2003 se supo que Lewis tampoco había pasado los controles en Seúl 1988.

En 1992, en los Juegos Olímpicos de Barcelona se sospechó del equipo femenino chino de natación. Dos años después, en los Juegos celebrados en Hiroshima, se descubrió que las nadadoras se dopaban, además también lo hacían dos remeros, un corredor de 400 metros vallas y dos campeonas mundiales de halterofilia.

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