COSAS DE SANTOS
Isabel Floret (1586-1618),
dominica peruana, fue la primera santa sudamericana, conocida como Rosa de Lima,
fue una mujer cuya extrema mortificación voluntaria, pone los pelos de punta.
En una ocasión, un joven
le dijo lo bellas que eran sus manos, las sumergió en lejía pura para
deformarlas. Otra vez que otro joven alabó su belleza, se rasgó la cara,
marcando las cicatrices con sal y pimienta.
Durante toda su vida sólo
comió alimentos poco apetecibles, hierbas y raíces cocidas, y cada vez en menor
cantidad. Vivió siempre en una choza que sus padres construyeron para ella en
el jardín, dedicando doce horas diarias a la oración, diez horas al trabajo y
dos al descanso.
Siempre vistió una blusa
de tejido áspero que le producía unos picores horrorosos. Alrededor de la
cintura se anudaba lo más fuerte que podía
una cadena que, cada vez que se movía, se le clavaba en su piel. En la cabeza
llevaba una corona de espinas. Cada vez que su confesor trataba de convencerla
de no se mortificara de esa forma, ella con más ímpetu y fuerza los hacía.
San Felipe Neri
(1515.1595), llamado el Apóstol de Roma, fue un santo italiano, fundador de la
Congregación del Oratorio, famoso por su buen humor y su eterna sonrisa. Era
tal su felicidad que al ensanchársele el corazón de plenitud, le estallaron dos
costillas. No podía ser de otra manera y es el patrono de los humoristas.
San Isidro Labrador
(1802-1170), era un agricultor que vivía en el siglo XI en Madrid. Hoy en día además
de patrono de Madrid, es el patrón de los labradores.
Cuenta la leyenda que
Isidro, esposo de Santa María de la Cabeza, y siervo del señor Iván de Vargas,
no queriendo desatender sus oraciones se dedicaba a rezar mientras trabajaba en
el campo. Por eso fue denunciado a su señor, al que le contaron que Isidro
perdía el tiempo rezando y abandonando su trabajo.
Un día Iván de Vargas se
decidió a sorprenderlo, se acercó al campo y comprobó, con sorpresa que,
mientras Isidro rezaba, dos ángeles hacían su trabajo en el campo.
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