ACUSACIONES CONTRA SHAKESPEARE
A mediados del siglo XIX
J.C Hart, en su libro “Romance of Yachting”, escrito en 1848, que William
Shakespeare no era el autor real de todas sus obras. Según él, era más que
seguro que bajo el nombre de Shakespeare se escondía una persona mucho más
culta e instruida que él.
Muy pronto encontró
partidarios a esa idea que se pusieron a investigar tratando de descubrir quién
era el que escribía. Una de las partidarias más entusiastas por descubrir el
engaño fue Delia Bacon, convencida de la teoría que hizo una fanática labor para
conseguir adeptos a la causa. También se ha hablado de que él las publicó pero
plagiando la de otros autores.
En un folleto de 1856,
William Henry Smith, fue el primero en escribir el nombre de Francis Bacon como
el posible autor de las obras de Shakespeare. El paso del tiempo trajo nuevos
nombres como posibles autores como el duque de Rutland, el conde de Derby, Ben
Jonson, Walter Raleigh e incluso a la reina Isabel I de Inglaterra.
En septiembre de 1592,
Robert Greene, dramaturgo inglés, escribió en su lecho de muerte una carta
dirigida a sus amigos Christopher Marlowe y Thomas Lodge, ambos escritores
también, advirtiéndoles contra “un advenedizo, un grajo que se adorna con
nuestras plumas, con un corazón de tigre envuelto en piel de cómico”.
Según algunos
historiadores, podía haber algo de cierto en esa acusación. Shakespeare
escribió un drama en tres actos sobre la vida del rey Enrique VI muy parecido
en estructura y desarrollo a dos obras escritas años antes por Greene, Marlowe,
Lodge y Pool sobre la vida del mismo rey.
Shakespeare se defendió
de ésta acusación y de otras muchas escribiendo: “He rescatado las ideas
interesantes de unas obras bastante mediocres y las he mejorado”.
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