29 de enero de 2013

ACUSACIONES CONTRA SHAKESPEARE



A mediados del siglo XIX J.C Hart, en su libro “Romance of Yachting”, escrito en 1848, que William Shakespeare no era el autor real de todas sus obras. Según él, era más que seguro que bajo el nombre de Shakespeare se escondía una persona mucho más culta e instruida que él.

Muy pronto encontró partidarios a esa idea que se pusieron a investigar tratando de descubrir quién era el que escribía. Una de las partidarias más entusiastas por descubrir el engaño fue Delia Bacon, convencida de la teoría que hizo una fanática labor para conseguir adeptos a la causa. También se ha hablado de que él las publicó pero plagiando la de otros autores.

En un folleto de 1856, William Henry Smith, fue el primero en escribir el nombre de Francis Bacon como el posible autor de las obras de Shakespeare. El paso del tiempo trajo nuevos nombres como posibles autores como el duque de Rutland, el conde de Derby, Ben Jonson, Walter Raleigh e incluso a la reina Isabel I de Inglaterra.

En septiembre de 1592, Robert Greene, dramaturgo inglés, escribió en su lecho de muerte una carta dirigida a sus amigos Christopher Marlowe y Thomas Lodge, ambos escritores también, advirtiéndoles contra “un advenedizo, un grajo que se adorna con nuestras plumas, con un corazón de tigre envuelto en piel de cómico”.

Según algunos historiadores, podía haber algo de cierto en esa acusación. Shakespeare escribió un drama en tres actos sobre la vida del rey Enrique VI muy parecido en estructura y desarrollo a dos obras escritas años antes por Greene, Marlowe, Lodge y Pool sobre la vida del mismo rey.

Shakespeare se defendió de ésta acusación y de otras muchas escribiendo: “He rescatado las ideas interesantes de unas obras bastante mediocres y las he mejorado”. 

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