22 de marzo de 2012

LITERATURA FUNERARIA EN EL ANTIGUO EGIPTO


Desde la antigüedad, el difunto estuvo acompañado de textos rituales necesarios para su entierro y destino en el Más Allá. Entre la V y VI dinastía se grababan textos en las paredes interiores de las pirámides, conocidos como “Textos de las Pirámides”. Su tema principal era el ascenso del difunto al cielo, o el regreso al reino de Ra, dios del Sol.

En el Imperio Medio estos textos fueron sustituidos por los “Textos de los Sarcófagos”, estás escrituras estaban grabadas en los sarcófagos, el fin era el mismo con pequeñas variaciones. Estaban escritos en primera persona y separados por títulos.

A principios del Imperio Nuevo el difunto es acompañado en la tumba o mezclado con los vendajes de la momia con una innovación el “Libro de los muertos”, que estaba compuesto por textos de diferentes dimensiones con títulos. Su finalidad era ayudar a los difuntos, sobre todo para tener ventajas en el Más Allá.

En el capítulo nº 125, se narra el Juicio Final:

“El difunto es llevado por un dios ante el tribunal, pero anteriormente se le habrá realizado el pesaje, en el que su corazón, principio de razón y memoria, es pesado junto al Maat, la justicia, verdad y equilibrio. Este último suele ser representado por una pluma.

El objetivo es conseguir la igualdad entre los dos platos de la balanza. El dios Anubis hará la labor de pesador y junto a la balanza se hallará Thot, dios de la escritura y cálculo, quien anotará el resultado.

Seguidamente el difunto es conducido ante el juez, quien dictará la sentencia. En caso de ser condenado, se cuenta con la devoradora, un animal en forma mixta que cumplirá el veredicto”.

En el capítulo 57 del Libro de los Muertos dice:

Para respira el aire en el mundo inferior

“Entre los purificados yo soy un purificado. Yo soy el dios Shu, que en las regiones de los dioses luminosos atrae hacia sí mismo el aire del océano celeste, hasta los límites del cielo, hasta los límites de la tierra, hasta los límites de la luz divina.
Que el aire vivifique a este joven dios y ¡que despierte!”

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