26 de marzo de 2012

LA VOISIN Y MADAME BRUNET


Catherine Deshayes, llamada comúnmente “La Voisin”, fue una envenenadora-adivina-hechicera, podríamos decir, que era la mayor asesina de su tiempo. Por sus crímenes horribles, fue detenida el 13 de marzo de 1679.

Su historia comienza cuando empezó a ejercer de adivina para mantener a su marido. Comenzó por la quiromancia y acabó por los venenos. Tanto ella, como muchas de las envenenadoras de esa época, eran mujeres que mantenían o regalaban dinero a sus amantes, se movían por el vicio, orgullo y ambición. Muchas figuras de la corte francesa solicitaron los servicios de este monstruo.

Uno de los casos de envenenamiento de La Voisin es el siguiente:

El matrimonio Brunet, de Port-Saint-Landry, vivía en perfecta armonía hasta que la dama conoció a Filiberto Rebillé, un caballero de espada, que además de ser un hombre hecho y derecho tocaba la flauta como los ángeles. El señor Brunet se mostró comprensivo y el guapo Filiberto fue invitado a pasar una temporada con el matrimonio.

El marido estaba en el limbo, sin saber que estaba formando parte de un trío, ya que el flautista había venido a su casa sólo en calidad de músico. Queriendo que Filiberto formara parte de la familia se le ocurrió la idea de prometer a su hija con él.

Esta decisión cayó como una bomba a la esposa que se encontraba muy a gusto con su esposo y su amante bajo el mismo techo, pero no pensaba que la cosa llegara tan lejos. Fue a visitar a La Voisin, decidida a eliminar a la hija o al amante, pues no se podía imaginar verlos uno en brazos del otro.

El señor Brunet murió envenenado por arsénico, en 1673, Filiberto se casó con la viuda.
Lo curioso es que el flautista no había participado en ningún momento en el asesinato. Sólo había sido débil por dejarse llevar por esa mala mujer. Cuando se dio cuenta de cómo era realmente ella, se declaró culpable, ingresando en el castillo-prisión de Vincennes, para poder probar que era inocente ante los tribunales.

Luis XIV, que apreciaba a Filiberto Rebillé, le dijo en privado que huyera de Francia, pero él, quería que le juzgasen. Al cabo de poco tiempo fue absuelto.

La viuda asesina murió en la horca, y antes del suplicio le cortaron de un hachazo la mano derecha, con la que había envenenado a su marido.

2 comentarios :

Saturnino José DICE

O sea, que le daba igual la hija que el amante, pero lo pensó mejor y vió que le interesaba más librarse del marido.

Ana DICE

Saturnino a esta "tipa" le daba igual quién fuese,la cuestión era matar a alguien, le iba bien cualquiera. Menos mal que tuvo su merecido. Un beso.