CERIILLAS
El protagonista principal de la cerilla es el fósforo. Fue descubierto por un alquimista de Hamburgo llamado Henning Brand, entre los años 1669 y 1675. Brand intentaba, a partir de la orina humana, fabricar una sustancia que transformara los metales no nobles en plata.
Durante unos años recogió orina y la dejó reposar durante dos semanas, la calentó hasta el punto de ebullición y quitó el agua, reduciéndolo todo a un residuo sólido. Mezcló un poco con arena, calentó la combinación y recogió el vapor que salió de allí. Cuando se enfrió el vapor, se formó un masa sólida, blanca y azulada, una sustancia altamente inflamable que brillaba en la oscuridad, la llamo “fuego frío”. El nombre de fósforo se debe al médico Johan Sigmund Elsholtz.
En 1771, Scheele lo fabricaba con huesos calcinados.
En 1812 fue inventada la cerilla química, que se fabricaba con una cubierta de azufre y una mezcla de potasio y azúcar, ardía al entrar en contacto con ácido sulfúrico.
En 1827, John Walker, químico británico, introdujo los primeros fósforos de fricción.
En 1884, el sueco J. Lundström, inventó y patentó las cerillas de seguridad, salieron al mercado alrededor de 1850, hoy están extendidas por todo el mundo
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