7 de marzo de 2012

CEDRO


El nombre de estos árboles deriva del vocablo latino “cedrus” y del griego “kedros”, nombre con el que se indicaban en general todas las coníferas. Solo hacia la mitad del siglo pasado se llegó a la definición de un género propio y concreto llamado cedrus. Hasta entonces, las especies estaban incluidas en otros géneros como Abies (abetos), Larix (alerces), Pinus (pino), etc.

El cedro mide entre 20 a 30 centímetros de altura, pudiendo llegar a los 60 metros de altura, el tronco puede llegar a alcanzar más de un metro de diámetro. Su madera es olorosa. Existen cuatro especies; Cedro del Líbano, Cedro del Atlánticoº, Cedro de Chipre y Cedro Indio.

En la antigüedad, la madera de cedro eran considerada tan sagrada que las imágenes de los dioses y los héroes, las decoraciones de los templos y los emblemas de los sacerdotes era esculpidos con esta madera. Utilizaban el aceite de cedro para engrasar los libros para que durasen mucho tiempo.

Parece ser que las columnas y las vigas del templo de Jerusalén, se hicieron a base de los enormes troncos de los cedros del Líbano. También los templos de Asia estaban recubiertos de madera de cedro.

La infusión que se obtiene de cocer sus hojas, raíz y corteza se utiliza para aliviar la bronquitis, indigestión, fiebre, diarrea, vómitos, hemorragias.

Las semillas tienen propiedades vermífugas, especialmente para eliminar las lombrices.

6 comentarios :

Chema García DICE

Una conífera muy especial. Muy buen post!! Un saludo!!

Ana DICE

Chema precioso árbol, un beso.

profedegriego DICE

Querida Ana, adoro el olor de la madera de cedro. ¿Sabías que este árbol, "erez" en hebreo, es el más citado de la Biblia? Es un lástima que, aunque es el Símbolo nacional del Líbano, casi ha desaparecido de las montañas libanesas debido a la exagerada tala a la que fue sometido por su extraordinaria madera.
Mil arómaticos bicos.

Ana DICE

Profedegriego un olor inolvidable, un beso.

enrique DICE

En pleno paseo de la Castellana madrileño hay unos cedros imponentes, en el jardín del hotel Villamagna.
Es lo que queda del palacio del marqués de Larios, que ocupaba ese solar y que fue vendido y arrasado en los años 70.
Pero los cedros ahí siguen.

Ana DICE

Enrique la próxima vez que de uno de mis paseos por Madrid, me fijaré, un beso.