STING-27
El 10 de septiembre de 1971, el avión a reacción Sting 27 despegó a las 8 de la mañana en una misión de prueba destinada a probar las capacidades del este jet de última generación, capaz de superar de largo la barrera del sonido.
A bordo se encontraban el teniente Norm Northrup y el capitán Jhon Romero, del escuadrón táctico 307, de la base de Homestead, Florida.
A las 08:07 el avión contactaba con la base para informar de que todo iba bien y que pasaban a velocidad supersónica, ocho minutos después, el Sting 27 ya estaba a 70 millas de la base, a una altura de 8.000 metros.
En ese espacio de tiempo los guardacostas informaron que oyeron con claridad el típico sonido que se produce cuando un objeto supera la barrera del sonido.
A las 08:16 horas, otra nave de las mismas características, el Sting 28, pilotado por el teniente Reardon, contactó por radio con sus compañeros para asegurare de su posición, ya que se encontraba por la misma zona realizando también una prueba con su aparato.
Northrup contestó al aviso. La siguiente palabra de Northurp fue “Roger”, que significa afirmativo en las transmisiones de radio.
La torre de control no oyó está conversación entre los dos aviones, pero empezó a notar que la señal SIF (firma de identificación selectiva) del Sting 27 se hacía más débil, la torre contactó de inmediato.
El radar lo confirmaba, el Sting 27 estaba girando hacia el norte para dirigirse a la base. Se encontraba entonces a 82 millas de Homestead. Y entonces se perdió toda señal en las pantallas, en las de la base y en las de otras cinco estaciones de seguimiento de la zona.
Ordenaron al Sting 28 que contactara con sus compañeros en el aire. Lo hicieron y la respuesta fue el silencio, insistieron alarmados y nada.
El Sting 28 tardó sólo cinco minutos en llegar al último punto de contacto del Sting 27, y realizó varias pasadas. Poco después se incorporaron a la búsqueda el Sting 29 y 30. Ni de esta manera se pudo detectar el mínimo rastro del avión.
El Sting 29 fue el que más descendió en la búsqueda y se percataron de una zona de agua totalmente descolorida de unos 50 o 100 metros de larga.
El Steadfast tardó siete minutos en llegar a donde debía estar la misteriosa mancha ovoide en el agua. Ya no encontró restos de nada. Si hubiera sido una mancha de aceite o gasolina, debido al impacto del avión, hubiera permanecido en el mismo sitio durante horas.
Durante tres días buscaron algún resto del Sting 27, sin ningún resultado. Las Fuerzas Armadas nunca dieron ningún informe oficial. Ningún militar volvió a comentar nada.
¿El Triángulo de las Bermudas otra vez?...
4 comentarios :
Hola Ana.
Conocia esta historia. Y es que hay tantas a lo largo del tiempo que podriamos llenar un blog.
Ya en los principios de la aeronautica en los años 20 hay desapariciones sin reastro de restos de accidentes.
Por cierto el Sting-27 era el nombre clave de un modelo de combate Phantom II F-4E.
La foto que tu has puesto es el avion presidencial, nada que ver lo con el que tocaría ser.
En el imagenes de Google encontraras fotos de cazas Phantom's.
Un beso
Lorenzo, tus deseos son órdenes para mí, espero haber acertado esta vez. Un beso.
Vaya, nunca lo había oido. historias del triangulo si, pero justo esta no, que fuerte y que miedo...
Un beso!
Marienkafer, pues sí, dan mucho miedo esas desapariciones tan misteriosas. Un beso.
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