EL MAR ROJO
La costa del Mar Rojo estuvo habitada desde hace miles de años, por su posición estratégica y propicia para los intercambios comerciales con la Península Arábiga y el este de África.
Desde el golfo de Aqaba hasta la frontera sur, el mar Rojo, da lugar a casi 1.500 kilómetros de costa egipcia, bañando la península del Sinai y el golfo de Suez, donde el canal del mismo nombre desemboca.
En época faraónica poseía una importancia militar para la defensa de la frontera de este país. La reina Hatsepsut hizo partir de allí a las expediciones que se dirigían al país de Punt (Somalia). Los científicos de la expedición francesa de Egipto (1798) hicieron muchísimas escalas en la zona.
Durante mucho tiempo esta costa fue una plataforma del contrabando y tráfico de todo tipo. Al tener una fachada marítima custodiada por montañas de las que sólo las tribus beduinas conocían el terreno, esta frontera natural se escapaba al control de las autoridades.
Existen numerosas leyendas en torno a su nombre:
-La más probable dice que los antiguos navegantes llamaban a la región “el mar de las montañas rojas” porque, al salir el sol por el este, las montañas que rodeaban el mar se volvían de color rojo debido a su alta concentración de mineral de bauxita.
-La más científica dice que hay un alga microscópica muy venenosa que, en una determinada época del año, sufre una reacción química, vira el color rojo y el mar la expulsa hacia la orilla.
-Otra de ellas cuenta que los arrecifes están poblados de una flora coralina, de cientos de metros de longitud, que se aprecia sólo durante la marea baja. Al amanecer esta placa se vuelve roja y un maravilloso efecto óptico tiñe el mar.
-La leyenda con fantasia dice que hace muchos, muchos años, se libró en el norte una sangrienta batalla que tiño el mar de rojo para siempre.
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