GÁLATAS

Una gran migración de pueblos celtas alcanzó el territorio griego en el año 279 a.C. Los griegos invadieron Macedonia, a cuyo rey Ptolomeo Cerauno dieron muerte, y saquearon el Santuario de Apolo en Delfos, lo que causó una profunda conmoción en entre los griegos, una parte del botín llegó a Toulouse en las Galias, donde lo encontraron los romanos en el año 106 a.C.

Algunos grupos de invasores se asentaron en la actual Serbia, mientras que otros pasaron a Asía Menor, dirigidos por sus caudillos Lonorio y Lutario. Afamados mercenarios, saquearon ciudades, arrasaron campos, aterrorizando a la población, que se veía obligada a pagarles para poder vivir en paz. En 261 a.C., los derrotó el rey seléucida Antíoco I, tras lo cual se instalaron en Asía Menor central, dando nombre a la región de Galacia.

Átalo I rechazó pagarles el tributo que sus antecesores les habían abonado y en 237 a.C. les motivó una derrota celebrada en todo el mundo griego. En agradecimiento a su protectora, Atenea Nicéforos, Átalo amplió el recinto de la diosa en la acrópolis de Pérgamo y mandó construir maravillosas esculturas en bronce que simbolizaban la defensa del helenismo frente a los bárbaros. Estas obras se conocen por las copias romanas en mármol que mandó hacer Julio César tras sus victorias en las Galias para instalarlas en sus jardines.

Eumenes II de Pérgamo acabó con la potencia militar de los gálatas en 168-166 a.C., victoria que celebró con la construcción del Gran Altar de Zeus en Pérgamo.