LOS MOTIVOS DE LA CONVERSIÓN DE CRISTINA DE SUECIA
El embajador francés Pierre-Hector Chanut puso en contacto a la reina Cristina de Suecia con Descartes. Descartes en ese momento investigaba sobre las pasiones del alma. Su tesis era que había una relación entre el cuerpo y el alma.
Chanut le trasmitió a Descartes una pregunta de la reina sobre dos pasiones, el amor y el odio, quería saber cuál de estas dos pasiones es más devastadora. El filósofo le respondió que los daños causados por el amor mal dirigido eran mucho peor que los nacidos del odio, porque el mal del odio sólo se dirige hacia el objeto odiado, pero el del amor perturbado no respeta nada excepto su objeto.
Tras muchas cartas Cristina le llamó a Estocolmo, allí Descartes le dio clases en la Biblioteca Real, pero enfermo de pulmonía aguda y falleció el 11 de febrero de 1650.
Descartes fue decisivo en la conversión de Cristina de Suecia al catolicismo. Pero esta decisión no fue apresurada, estaba pensada desde años antes. Para su conversión debía renunciar al trono, por eso, negoció muy bien las condiciones económicas de su retiro, con una sustanciosa pensión, valiosas colecciones de arte, y el derecho de soberanía sobre algunos territorios, cuyas rentas le permitirían llevar una vida holgada y de lujo.
La reina lamentaba las diferencias entre la iglesia luterana frente a la católica.
En febrero de 1654 la reina comunicó al Consejo del Reino su decisión de abdicar. No se dejó convencer para hacerla cambiar de opinión. La ceremonia tuvo lugar el 6 de julio en el Castillo de Upsala, al terminar nadie quería quitarle la corona, y tuvo que hacerlo ella misma.
Le sucedió su primo Carlos X Gustavo (1622-1660).
Desde ese momento viajo a Italia, atravesó Dinamarca a caballo, llegó a Hamburgo, Amberes y a Bruselas, donde abjuró del luteranismo y de allí su entrada triunfal en Roma.
Chanut le trasmitió a Descartes una pregunta de la reina sobre dos pasiones, el amor y el odio, quería saber cuál de estas dos pasiones es más devastadora. El filósofo le respondió que los daños causados por el amor mal dirigido eran mucho peor que los nacidos del odio, porque el mal del odio sólo se dirige hacia el objeto odiado, pero el del amor perturbado no respeta nada excepto su objeto.
Tras muchas cartas Cristina le llamó a Estocolmo, allí Descartes le dio clases en la Biblioteca Real, pero enfermo de pulmonía aguda y falleció el 11 de febrero de 1650.
Descartes fue decisivo en la conversión de Cristina de Suecia al catolicismo. Pero esta decisión no fue apresurada, estaba pensada desde años antes. Para su conversión debía renunciar al trono, por eso, negoció muy bien las condiciones económicas de su retiro, con una sustanciosa pensión, valiosas colecciones de arte, y el derecho de soberanía sobre algunos territorios, cuyas rentas le permitirían llevar una vida holgada y de lujo.
La reina lamentaba las diferencias entre la iglesia luterana frente a la católica.
En febrero de 1654 la reina comunicó al Consejo del Reino su decisión de abdicar. No se dejó convencer para hacerla cambiar de opinión. La ceremonia tuvo lugar el 6 de julio en el Castillo de Upsala, al terminar nadie quería quitarle la corona, y tuvo que hacerlo ella misma.
Le sucedió su primo Carlos X Gustavo (1622-1660).
Desde ese momento viajo a Italia, atravesó Dinamarca a caballo, llegó a Hamburgo, Amberes y a Bruselas, donde abjuró del luteranismo y de allí su entrada triunfal en Roma.
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