20 de octubre de 2009

LA MARQUESA DE BRINVILLIERS (2ª PARTE)

La marquesa herida en su pasión y sobre todo furiosa con su padre, recibió a su amante, pensando en cometer un parricidio. Los amantes empezaron a frecuentar la casa de un boticario, un sabio suizo proveedor del rey, y comenzaron con este hombre un extraño y macabro aprendizaje.

La marquesa hacia de vez en cuando visitas a los hospitales y llevaba dulces y pasteles a los enfermos. Pero todo el que los comía moría al cabo de poco tiempo en medio de horribles dolores.

Todo esto eran ensayos de lo que iba aprendiendo; las dosis adecuadas, si era más o menos rápida la muerte y otros detalles Cuando asesino a numerosas personas llegó a dominar la ciencia de los venenos. Ensayó también con su criada y no la mató, pero la tuvo enferma más de dos años. Entonces pasó a poner en práctica el plan para envenenar a su padre.

A principios de junio de 1666, el padre, que se quejaba desde hacía tiempo de padecimientos inexplicables, decidió retirarse a sus tierras de Offemont, y rogó a su hija que fuera a pasar con él algunas semanas, llevando a sus hijos.

Apenas llegó la marquesa, el estado del padre empeoró bruscamente, tenía vómitos violentos que le llevaron a la muerte, no sin antes haber regresado a Paris a ponerse en manos de los mejores médicos, pero siempre acompañado de su hija.

Antonio Dreux d’Aubray murió en Paris el 10 de septiembre de 1666, a la edad de sesenta y seis años. Los médicos certificaron muerte natural, pero no se pudo impedir que corriese el rumor de que había muerto envenenado.

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