7 de octubre de 2009

REMEDIOS CAPILARES EN EL ANTIGUO EGIPTO

(ESCRITO EN TOLEDO)
Existen varias prescripciones en los Papiros de Ebers de lo que se dice son remedios seguros para la calvicie y para devolver a las canas su color original.

La reina Shesh, madre del rey Teta de la VI Dinastía encontró un remedio excelente para la caída del pelo en esta pomada hecha con la pezuña de un burro, la pata de un perro y el hueso de un dátil, todo cocido junto con aceite.
Otro remedio de los soberanos consistía en el uso de la planta “Degem”.

Para prevenir las canas o devolver su color juvenil se podía hacer un remedio a base de la sangre de un ternero negro que hubiera hervido en aceite. La sangre del cuerno de un toro negro cocido en aceite y hecho un ungüento era también útil para lo mismo.
La grasa de una serpiente negra, también era considerada excelente.

También era posible causar la calvicie de un odiado rival haciendo hervir juntos en aceite la flor sepet y una clase especial de gusano poniéndola en la cabeza del rival.

Contra esto existía un antídoto, la grasa del hipopótamo machacada con un caparazón de tortuga hervida, pero la cabeza debía ser ungida con mucha, mucha frecuencia.

8 comentarios :

Jose Jaime DICE

Ni el Arguiñano, ni el ArzaK, tienen tanto estilo

odoagro DICE

Lo del rey Teta me ha llegado a emocionar, jejejjee.

Un saludo.

Georgells DICE

Dicen que a veces es peor el remedio que la enfermedad. Y en el caso de la grasa de hipopótamo machacada con caparazón de tortuga, en varias y repetidas aplicaciones... uff! es un costo alto para "evitar" el conjuro a la calvicie...

Un abrazo!

G.

Jelens DICE

¿Seguro que con tales remedios no te quedas calva? Ni de coña me echo yo eso en el cabezorro xD

Pásatelo bien en Toledo!!

Ana DICE

José Jaime, si que tenían estilo para sus cosas estos egipcios.
Un beso.

Ana DICE

Valentín la receta muy bien, lo peor los ingredientes.
Un beso.

Ana DICE

Georgells, pobres animales sacrificados para no quedarse calvo.
Un beso.

Ana DICE

Jelens, más bien parece que precisamente era para quedarse calvo echándose esas pocimas.
Un beso.