CABALLERO D'ÉON
El 5 de octubre de 1728 nació Charles Geneviève Louise
Auguste Andrée Timothée d’Éon (Carlos Genoveva Luisa Augusto Andrea Timoteo),
una cosa rara para un niño tener tres nombres femeninos y tres masculinos.
Cuando nació todo el mundo tuvo claro que era un niño, había
dos poderosas razones para saberlo. Como un niño se crió, estudio y se hizo
abogado, siendo destinado al Parlamento de París. Luis XV le nombra, poco
después censor real para la Historia y las Bellas Letras.
En 1755, Luis Francisco I de Borbón, príncipe de Conti,
encarga al caballero d’Éon una misión secreta en la corte de la zarina Eisabeth
I Petrovna de Rusia, el caballero d’Eon tenía como misión seducirla y ganarse
su confianza. Para que ella no sospechara nada, el caballero d’Éon se travistió
de mujer pasando a llamarse Lya de Beaumont. Hizo muy bien su papel y nadie se dio
cuenta de que era un hombre.
Entre 1758 y 1760 lo destinaron de nuevo a Rusia, volviéndose
a hacer pasar por mujer. Recorrió toda Europa cumpliendo las misiones que le
mandaba Luis XV, tanto vestido de hombre como de mujer, según las necesidades
del momento.
En 1760, Charles Geneviève d’Éon de Beaumont se convirtió en
capitán de Dragones y recibió la condecoración de la cruz de la Orden de
San-Luis. Los rumores de su condición sexual, cesan. Los que creen que es un
hombre piensan que una mujer no puede ser tan valiente. En los años siguientes
la sociedad inglesa apostó sobre su verdadera sexualidad, éstas llegaron a la
cifra de 300.000 libras esterlinas.
En 1774, Luis XV le pidió al caballero d’Éon que dijera de
una vez cual es su sexo. Él, firmó una declaración que decía que su sexo era
femenino. Varios médicos lo confirman. El rey ordenó que tomara para siempre el
aspecto de una dama y que no apareciese nunca más vestido de hombre. Desde ese
momento pasó a llamarse Madeimoselle d’Éon.
Años después le pidió al rey poder vestir nuevamente de
hombre, ya que no podía estar en activo en sus misiones por ser el sexo débil. El
rey se lo negó.
El 21 de mayo de 1810, d’Éon fallece, murió en la miseria. En
el momento de arreglar el cadáver, los médicos y unas quince personas se dieron
cuenta que la anciana dama era un hombre en realidad. Uno de los miembros de la
Facultad de Medicina de Londres declaró:
“Por la presente, yo certifico que he examinado y
diseccionado el cuerpo del Caballero d’Éon y que he encontrado sobre ese cuerpo
los órganos masculinos perfectamente formados desde todos los puntos de vista”.
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