HITLER Y LA ABUELA HA MUERTO
Cuando Adolf Hitler decidió entrar en Polonia y provocar una
guerra que acabaría con millones de personas, también con la suya, tenía un
plan trazado.
Hitler opinaba que nadie preguntaría al vencedor si dijo la
verdad y pidió que se diseñara una operación falsa que le diera una excusa para
atacar Polonia. El responsable del montaje fue Reinhard Heydrich, que encargó
la operación de la misma a Alfred Naujocks.
El plan era que, después de algunas otras acciones de provocación,
unos alemanes se hicieran pasar por polacos y atacaran una emisora de radio
alemana en Gleiwitz. Maniataron a los empleados de la emisora, y uno de los
soldados que participaba en la operación debía decir unas frases en polaco a
través de la emisora y salir huyendo.
Para darle más veracidad y gravedad, la Gestapo había elegido
a un chico de ascendencia polaca y lo había envenenado, con el objetivo de
dejarlo en la emisora como víctima. Su cadáver sería una de las pruebas de que
el ataque había sido realizado por polacos.
El chico se llamaba Franciszek Honiok y se puede considerar la primera víctima mortal de la Segunda Guerra Mundial. La noche del 31 de agosto al 1 de septiembre de 1939, entre las cuatro y las cinco de la madrugada, Heydrich telefoneó a Naujocks y le dijo la frase en clave que ordenaba el comienzo del ataque y casi el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. La frase era: “La abuela ha muerto”.
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