EL COLIBRÍ (LEYENDA GUARANÍ)
Fuerte y bravo como el yaguareté, esbelto como los juncos de los esteros, ágil como los venados del llano, el joven guerrero Mainumbi, consciente de sus atributos físicos, sentía placer en atormentar a las cuñataies de la tribu, prometiéndoles amor y abandonándolas después.
Un día su padre le dijo que precisaba formar una familia pues esa era la costumbre de su pueblo. Mainumbí dijo que no había encontrado aún la mujer que mereciera su amor y Tupà (dios supremo de los guaraníes), oyendo tanta soberbia, decidió darle al indio su castigo. Estaba, como todas las noches de luna, contemplando su sombra, cuando se le apareció la más bella criatura que hubiera imaginado, que parecía más una flor que una persona, de la cual inmediatamente se enamoró.
La criatura echó a andar campo a través y corrió hasta el amanecer, en que quedó todavía más bella. Se detuvo en un lugar lleno de flores y le dijo a Mainumbí que cerrara los ojos un momento. Cuando los abrió de nuevo la doncella había desaparecido pero se oía su voz diciendo:
“Tupâ me ha convertido en una de las flores que aquí ves. Y tú ya no eres un indio sino un pequeño pájaro, el más hermoso de todos los que existen (un colibrí). Tu castigo, por presuntuoso, será buscarme entre esta infinidad de flores y luego entre cuantas otras sigan dando esta tierra”.
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