MODA MASCULINA EN EL SIGLO DE ORO
En el Siglo de Oro (desde 1492 a 1659), el traje masculino estaba formado por: un jubón que ceñía el cuerpo de la cabeza a la cintura, o bien el llamado coleto o pespunte sin mangas parecido a los chalecos actuales pero cerrado hasta el cuello, normalmente de piel, con forro y armadura de ballenas, para que pudiera servir de coraza defensiva contra cualquier golpe de arma blanca. El coleto o jubón se cubría con la ropilla, vestidura corta con mangas y con repliegues de tela junto a los hombros que se llamaba “brahones”, de los que pendían otras mangas perdidas o sueltas, para terminar en una especie de faldilla que llegaba a las ingles.
En el siglo XVI se usaron los “greguëscos”, pantalones cortos y holgados como sacos, formados por telas de vivos colores. En el siglo XVII se usaron los pantalones bombachos, largos y estrechos, que descendían hasta debajo de la rodilla con hileras de botones en sus costuras laterales. Hasta mediados del siglo XVII el calzón y las mangas de la ropilla tenían ligeras aberturas llamadas “acuchillados” que dejaban ver la ropa interior blanca. La cintura se ceñía por n tahalí o banda, con la que a la derecha se sostenía la daga y a la izquierda la espada de puño o cazoleta. Las antiguas calzas se sustituyen por medias de seda negra o hilo que cubrían otras blancas interiores y se sostenían con ligas.
Para el campo y los viajes se seguía utilizando la bota alta de ante, con espuela llamada de pato, muy usual en el siglo XVI. Para el uso cortesano se prefería el zapato negro de cordobán, muy flexible, sujetado con lazos amplios en forma de roseta. El sombrero debía ser negro o de color gris con forro rojo, que rebasaba la parte del ala ancha y doblada, adornado con plumas o con cintas. El sombrero servía de instrumento de saludo.
Los cuellos evolucionaron a través del tiempo. El cuello flamenco de lechugillas, almidonado y cubriendo totalmente la garganta hasta la nuca, dio paso al cuello sencillo, plano, sin almidón, desprovisto de encajes y adornos, importado de Francia.
La moda capilar también cambió mucho. En el siglo XVI se llevó el pelo corto; en el siglo XVII se dejaron crecer los cabellos rizados y teñidos: los tufos o bufos eran los rizos que cubrían las orejas. El bigote y la perilla se redujeron al máximo. Los copetes eran los mechones de la frente que se peinaban hacia atrás. Cuanto más alto era el copete, mayor elegancia. La peluca, que se introdujo en el siglo XVII, no se impuso hasta un siglo después.
0 comentarios :
Publicar un comentario