9 de agosto de 2018

EL VIAJE PARA IR DE VISITA SEGÚN MADAME D'AULNOY


Madame D’Aulnoy (1651-1705) fue una escritora francesa, además de ser conocida por sus cuentos de hadas, también lo es por su relato del viaje a España, escrito en 1679. En esta ocasión nos describe cómo se desarrolla el viaje para ir a casa de una dama a visitarla:

“Ninguna llega jamás a casa de su amiga cuando siente deseo de verla, pues la costumbre la obliga siempre a esperar que la otra le envíe un recado, diciendo que desea verla.

Para salir a visitar, las damas se sirven de sillas muy grandes, que se construyen, para que pesen poco, aplicando la tela bordada de oro y plata sobre un sencillo armazón de madera. Cada silla tiene grandes cristales y la cubierta de piel delgada. Entre cuatro lacayos, relevándose a trechos y sirviendo de dos en dos, cargan con la silla, y otro les acompaña para llevar el sombreo del que va delante, porque, aun cuando haga un tiempo infernal, no es admisible que un criado esté cubierto delante de su señora, la cual va encajada en la silla como una piedra preciosa en su engaste; no suele llevar toca, y si la lleva, será con riquísima puntilla negra de Inglaterra de media vara de anchura, formando puntas como los encajes antiguos, muy hermosa y muy cara. Este adorno sienta divinamente.

Una carroza conducida por cuatro mulas con tiros largos sigue pausadamente a los portadores de las sillas, dentro van generalmente dos escuderos y seis pajes. Las damas no llevan consigo en tales casos doncellas, y aunque se hallen dos o tres dispuestas a seguir el mismo camino, cada cual ocupa su silla, sin agregarse las unas a las otras. No hace muchos días que vi un cortejo de más de cincuenta sillas y otras tantas carrozas enfiladas que salían de casa de la señora Duquesa de Frías, dirigiéndose al palacio de los Duques de Uceda.

La dama no se apea de la silla de manos hasta llegar a la antesala de su amiga; por esta razón para que los porteadores de silla puedan subir fácilmente, se construyen las escaleras con peldaños anchos y de altura escasa. Al apearse la señora despide a sus criados y les dice a qué hora deben volver a recogerla; esta costumbre para todos resulta cómoda, porque las visitas se hacen aquí tan largas que agotan la paciencia de cualquiera".

0 comentarios :