LOS NOBLES EN LA EDAD MEDIA
Por debajo de ellos se encontraba la nobleza inferior, que normalmente obtenía sus títulos por méritos en el campo de batalla o por servicios en palacio. Se les conocía como caballeros, hidalgos, o infanzones. A partir de los siglos X y XI, dependían de un señor, que solía ser un aristócrata, un obispo o un abad.
La relación señor-vasallo se comenzaba con una ceremonia llamada “homenaje”, se trataba de unos rituales que escenificaban la aceptación del vínculo nuevo. En algunos lugares se practicaba el besamanos, que consistía en que el vasallo, después de declarar que aceptaba serlo, tomaba la mano del señor y la besaba.
En otros lugares esta ceremonia se llamaba “Hominum” y el vasallo, destocado y desarmado, realizaba una genuflexión ante su señor. Seguidamente, éste le cogía las manos y escuchaba al vasallo formular la aceptación de su posición. La aceptación se formalizaba cuando el señor le daba un beso, el “osculum”.
Estos nobles inferiores, a cambio de su título, debían cumplir con unas obligaciones. Normalmente eran combatir a las órdenes de su señor cuando se les llamaba para ello, o vigilarlo y protegerlo cuando se encontraba fuera de su ciudad o fortaleza. Estos servicios que se realizaban a caballo se conocían como “anubda”. Otra de sus tareas era acompañarlo a reuniones políticas y judiciales, auxiliarle en los procedimientos judiciales y prestar juramento a su favor si era necesario. El sueldo de estos nobles era de unas soldadas en metálico y algunas veces con tierras (casi siempre en préstamo de manera temporal).
Las relaciones entre los ricohombres y los infanzones (alta y baja nobleza), casi siempre se caracterizaba por la hostilidad, en ocasiones las rencillas eran más escondidas y en otras ocasiones públicas. De entre todos los más privilegiados eran los ricoshombres, eran los que tenían mayor poder económico y prestigio social.
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