GOMA DE BORRAR
Antes de que se inventara la goma de borrar, uno de los
materiales más utilizados para corregir los errores al escribir, o dibujar, era
la miga de pan. En el año 1770, Edward Nairme (1726-1806) inventó y
comercializó la primera goma de borrar, que estaba fabricada con caucho
natural.
Descubrir que ese caucho podía sustituir la miga de pan fue
por casualidad. Edward Naime estaba escribiendo y se equivocó, al ir a borrar
su error, en lugar de coger la miga, cogió un trozo de caucho, en ese momento
se dio cuenta de lo bien que ese caucho había eliminado su error.
Este descubrimiento tenía dos problemas: su elevado precio
para la época, tres chelines, sólo reservado para los profesionales del dibujo
y la escritura. Y que igual que la miga de pan, el caucho, con el tiempo perdía
sus propiedades, así que no duraban nada.
En 1839, gracias a Charles
Goodyear (1800-1860), descubrió la vulcanización del caucho. Entre otras cosas
fabricó los primeros neumáticos de goma, y perfeccionó las gomas de borrar.
En 1919, Santiago Marcó
Palomar, empezó a fabricar gomas de borrar de forma artesanal en su propia
casa. En la actualidad la compañía (en Mont-Ras, Girona) está dirigida por la
cuarta generación de la familia Marcó. La fama, a pesar de fabricar muchas más
cosas (material escolar y de oficina), se la deben a las gomas de borrar
“Milán”.
En la actualidad Milán
ofrece ochenta modelos diferentes de gomas. Al año salen de su fábrica dos mil
quinientas toneladas de gomas, el 70% se exportan a ochenta países, por ejemplo
Polonia, Francia, Reino Unido, México, etc.
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