21 de septiembre de 2014

CARLOS I DE ESPAÑA EN EL MONASTERIO DE YUSTE


Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico (1500-1558), se retiró, tras su abdicación en su hijo Felipe II, al monasterio de Yuste. En realidad Carlos I no vivía en el monasterio sino que se hizo construir un palacio al lado. El edificio destinado al emperador se construyó pegado al monasterio.

Estaba compuesto ocho salas cuadradas, la mitad en la planta baja con un corredor que llevaba a un enorme jardín donde se había plantado limoneros, naranjos y flores aromáticas. El resto de habitaciones estaban en el piso superior, con dos terrazas semicubiertas. Se habían instalado grandes chimeneas para combatir el frío.

Su alcoba estaba comunicada con la iglesia del monasterio a través de una ventana, que tenía una vidriera y una celosía, desde donde el rey podía oír misa cuando estaba enfermo y no podía levantarse de la cama.

La decoración de su cámara era sobria y austera. Las puertas de entrada estaban pintadas de negro, los muros cubiertos por cuatro doseles, tres de paño negro y el cuarto de lujoso terciopelo. Las cortinas de su lecho también eran de paño negro. Dos sillones estaban reservados para él; uno montado sobre ruedas, que lo trasladaba de una habitación a otra sin ningún esfuerzo; el otro era fijo y tenía seis almohadillas y un soporte para poder estirar las piernas. La cama también tenía colchas y cojines.

Tenía una especie de armarios donde el rey guardaba su vestuario, que estaba muy bien surtido de trajes de seda con adornos de armiño, y otros tejidos con pelo de cabrito.

En el monasterio de Yuste se dedicó a la mecánica, era muy aficionado a la relojería y como no consiguiese que todos los relojes funcionasen con la misma hora y los mismos minutos se enfadaba.

El 21 de septiembre de 1558, en el monasterio de Yuste, alrededor de las dos de la madrugada, después de permanecer un largo rato en silencio y sospechando que se acercaba su fin, exclamó: ¡Llegó la hora! Le pusieron una vela encendida en la mano derecha, y con un crucifijo de plata en la izquierda, dijo: ¡Ay Jesús!, cayó de espaldas en la almohada, y murió.

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