CIRCÓN

El circón o zirconia pertenece a la familia de los silicatos. Su color puede ser incoloro, amarillo, café, rojo, anaranjado, azul, verde y violeta. Su nombre es incierto, puede ser que provenga del árabe zarkun, que significa bermellón o del persa zargun, que significa dorado. Cuando es transparente se utiliza como una gema (buena imitación del diamante).

Cuando el circón rojo-marrón se trata térmicamente hace que aparezca un color azul que cuando le da los rayos de sol se vuelve verde. Al ser la dureza un poco débil, debe ser manipulado, al tallarlo, con precaución y cada piedra se debe envolver por separado.

Es muy utilizado en la industria como materia prima del metal circonio para fabricar aceros especiales, abrasivos y reactores de aviones.

Desde siempre se lo ha tenido en especial estima porque dicen que protege a quien lo posee de ser atravesado por un rayo durante las tormentas. En la Edad Media, se lo buscaba desesperadamente, pues se decía que protegía contra el contagio de la peste.

La popularidad del circón empezó a crecer cuando los joyeros italianos la empezaron a utilizar en sus creaciones en el siglo VI.

Los poetas hindúes mencionan el “árbol Kalpa”, el último regalo de los dioses, el cual era un árbol encendido cubierto con frutos de piedras preciosas con las hojas de circón.

Creían que ayudaba a tener buenos sueños, atraer la riqueza y prosperidad, promover el honor y la sabiduría, ser prudente en la resolución de asuntos económicos y da fuerza de voluntad.

Sus poderes curativos eran empleados por chamanes, curanderos y médicos. Dicen que es bueno para las varices, trastornos cardíacos, ampollas, problemas en los testículos, favorece la energía sexual... La mejor forma para usar la piedra es en contacto con la piel en la parte del cuerpo con el problema.

El circón se encuentra en Australia, Brasil, Camboya, Mozambique, Nigeria, Tailandia, Vietnam, Corea, Sri Lanka y Tanzania.