LEYENDA DEL JUEGO DE LA PELOTA II
Algunos pueblos mesoamericanos interpretaron el juego de la pelota como una metáfora del movimiento de cuerpos celestes como el Sol, la Luna y Venus.
La pelota estaba asociada al curso diario del Sol, y el terreno de juego era una metáfora cósmica de la Tierra y los puntos cardinales. Diariamente, el Sol se alzaba por el este ascendiendo los trece pisos que constituían el Omecoyan, el cielo, para luego adentrarse tras su ocaso en el Mictlan, el inframundo, formado por nueve pisos, donde cada día libraba una terrible lucha contra las fuerzas que allí reinaban.
De ello se desprende que el juego de la pelota representaba la guerra eterna entre la luz y la oscuridad, la muerte y el renacimiento del Sol.
Para dotar al astro de suficiente energía para superar esta difícil prueba diaria, la ceremonia subsiguiente al juego incluía el sacrificio humano por decapitación.
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