GRUIT
En la Europa Medieval, el sabor de la cerveza era diferente al que conocemos. Se utilizaba cebada, trigo, avena y centeno como en la actualidad pero un ingrediente lo hacía diferente, el “gruit” o “grutum”.
Según documentos del año 999 se sabe que se trata de una mezcla de plantas secas (artemisa, milenrama, hiedra terrestre, marrubio, brezo) en polvo y mezcladas con resina de pino. Algunos productores de cerveza variaban estas hierbas y empleaban; bayas de enebro, comino, jengibre, beleño negro, anís, nuez moscada, canela... Todos estos ingredientes servían para aromatizar y conservar la cerveza. Los ingredientes del gruit se mantenían en secreto.
El oficio de Gruitier era muy importante, ya que para elaborar la cerveza había que pasar por él, para comprarle el gruit. Algunas ciudades medievales tuvieron un fuero que les permitía comercializarlo y pagaban impuestos al señor feudal, que era el que fijaba la cantidad que había que emplear y el precio al que se debía vender.
El lúpulo sustituyó al Gruit, descubriendo los maestros cerveceros que era la hierba perfecta, así el Gruit se desvaneció en el olvido. También se cuenta que era ligeramente psicotrópico, embriagante y narcótico. En las culturas indígenas se utilizaba esta hierba desde hace 60.000 años, no sólo por sus efectos medicinales, sino también como estimulante sexual y para sentirse eufórico. Llegó a estar prohibido por la ley.
Llegó a ser tan importante este ingrediente que los “gruteros” eran los más ricos de las ciudades y tenían derecho al privilegio de quince soldados a su servicio. La Casa Gruut o Gruuthuse, en Brujas (Bélgica), es la prueba de una de las familias más ricas de la ciudad en la época medieval gracias al monopolio de la venta de gruit, se les conocía como los Señores de Gruuthuse.
2 comentarios :
Nada mejor que una rubia bien fría!!!
:-)
Merce, yo para beber soy muy sosa, hace años que no bebo absolutamente nada de alcohol. Un beso.
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