AFRODISÍACOS
Desde la antigüedad se han utilizado plantas, hierbas, frutas y otros métodos con propiedades afrodisíacas. El término afrodisíaco proviene de Afrodita, diosa griega del amor. En unos papiros egipcios de los años 2200 y 1700 a. C., en los libros del amor de La India, de la Antigua Grecia y en recetas árabes, ya se menciona su uso.
Los griegos y los romanos “alegraban” su vida sexual con un líquido al que llamaban Satirión (de la palabra griega sátiro) que se extraía de unos bulbos en forma de testículos. Cuentan que Hércules recibió la bebida de Tespio (rey de Tespias, Beocia) y desfloró a quince hijas de su anfitrión en una sola noche (tenía cincuenta).
Algunos de ellos son:
Ají- Su popularidad es debida a que en el año 1132 Pedro el Venerable prohibió su uso a los monjes de Cluny por sus efectos afrodisíacos. Prohibió también que se cocinara junto con pimienta pues aumentaba sus propiedades.
Ajo- En Japón tenía la misma categoría que el néctar y la ambrosía de los dioses entre los antiguos griegos.
Alcachofa- En Francia ha sido considerada desde hace siglos un potente afrodisíaco. Los vendedores ambulantes de París le dedicaban una frase especial: “¡Alcachofas! ¡Alcachofas!, calientan el cuerpo y el alma”.
Almendras- Existe una receta antigua con almendras; A un vaso de miel espesa se le añaden veinte almendras y piñones. Se toma antes de acostarse, durante tres días.
Apio- Cuentan que la marquesa de Pompadour ideó una sopa de apio para que volviera la pasión perdida con el Rey Luis XV.
Azafrán- Los asirios, griegos, fenicios y árabes, creían que, si una persona lo tomaba durante una semana, su deseo sexual se potenciaría. Una receta decía que si se mezclaba azafrán, tres dátiles secos, una zanahoria, una yema de huevo, flores de naranjo y anís, hirviéndolo con agua y miel, el deseo era irrefrenable.
Cebollas- El poeta romano Ovidio recomendaba su uso y decía que en los hombres añadían virilidad, y en las mujeres, purificaba la sangre.
Cerezas- Eran muy conocidas por los egipcios sus propiedades, sobre todo, sus rabos, los masticaban bien durante unos minutos o los tomaban en infusión.
Jengibre- Los cocineros de Madame du Berry preparaban una salsa de yemas de huevo y jengibre que proporcionaba a los amantes de la cortesana una lujuria desatada.
6 comentarios :
Yo como mucha cebolla, pero ni aún asi...
Y no nos olvidemos, Ana, de la aromática canela, que intensifica sus efectos, dicen, mezclada con leche y arroz!
Mil saludos.
Cuestión de deseo, si no lo hay mal asunto...
Besos, Ana.
Enrique no será tanto, no me creo nada. A Popeye le va muy bien la cebolla. Un beso.
Profedegriego, o sea arroz con leche. Un beso.
Merce, toda la razón ni afrodisíacos ni nada, deseo, pasión, locura.... Eso sí. Un beso.
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