8 de octubre de 2011

ORFEBRERÍA ETRUSCA


La clase aristocrática etrusca, que mandaba construir tumbas monumentales, manifestaba también su poder adquisitivo en las artes menores. La orfebrería se desarrolló desde el siglo VII a.C., y eran de muchísima calidad.

Los orfebres que trabajaban para los nobles y aristócratas fueron de los más hábiles del mundo antiguo, se ha comprobado por las maravillas encontradas en sus tumbas.

Estos orfebres no engarzaban piedras preciosas en sus trabajos, pero consiguieron magníficos efectos decorativos trabajando el metal con gran habilidad. Fueron maestros en la técnica de la granulación, que consiste en soldar granitos de oro sobre láminas metálicas, siguiendo el dibujo que se iba a realizar.

Sobresalieron también en la filigrana, consistente en reducir el oro
a una trama de hilos finísimos que después se trenzan, y el relieve, realizado con la técnica del repujado sobre una finísima lámina de metal.

Estas dos técnicas parece ser que las aprendieron de los fenicios, en las que no tardaron en superarles. Después de los siglos VIII y VI a.C. Las joyas encontradas son de menor calidad.

Algunas de las más famosas joyas son:

La jofaina del Museo Villa Giulia, procedente de la Tumba de Bernardini. Era uno de los recipientes destinados a recoger el agua de las abluciones.

En el mismo museo y procedente de la Tumba de Barberini se encuentra una fíbula de oro. Se utilizaba para sujetar la ropa a la cintura, cerrar la capa o el manto sobre el hombro.

En los Museos Arqueológicos de Florencia y Ancona se conservan diversas joyas, entre ellas algunos brazaletes que lucían las esposas de los potentados en los banquetes. Se conservan también hebillas de oro, pendientes, colgantes, etc.

2 comentarios :

profedegriego DICE

Hoy has elegido para tu entrada, Ana, un tema interesantísimo y para ilustrarla la imagen de la más que fascinante "Fíbula de Preneste", a que en los próximos días voy a dedicar alguna de mis clases.
Siempre me pareció objeto de intriga esta fíbula de oro, definida por los arqueólogos como un "dragón de soporte largo" y portadora de esa inscripción, de derecha a izquierda, con la dedicatoria del artesano que la hizo al que la recibe:
MANIOS MED FHEFHAKED NUMASIOI
que en latín clásico diría:
MANIUS ME FECIT NUMASIO
y hoy traduciríamos por:
Manio me hizo para Numerio.
Durante muchos años, fue objeto de controversia para ser considerada la más antigua inscripción en latín arcaico conservada y siempre estuvo bajo sospechas; ello se debía a que podría tratarse de una magnífica falsificación urdida por un arqueólogo alemán, W. Helbig, conchabado con un anticuario italiano, F. Martinetti.
Las últimas noticias que han salido a la luz confirman la autenticidad de esta bellísima hebilla etrusca y la de su inscripción según la Universidad de la Sapienza (Roma) y el Consejo Nacional de Investigación, como recoge el periódico "La Repubblica" en un artículo del 5 de junio de este año.
Mil saludos.

Ana DICE

Profedegriego, conocía la historia, impresionante. Un beso.