23 de julio de 2009

BERNARDO Y ANA MARÍA (LEYENDA BALEAR)

En Pollensa (Mallorca), vivía la hermosa Ana María. Tenía un enamorado que se llamaba Bernardo, que no era aceptado por la madre de la joven, dispuesta siempre a tramar algo con tal de destruir aquel amor.

Un día la intrigante madre, ofreció un extraño bebedizo a Bernardo, que debía hacerle cambiar la imagen de su hija, borrando los sentimientos que hacia ella sentía.

Bernardo no volvió y, sin acordarse para nada de Ana María, le entregó su amor a otra muchacha a la que acudía a galantear cada tarde al terminar su trabajo en el campo. Para mayor dolor de la olvidada Ana María, al anochecer cuando Bernardo volvía, pasaba por la puerta de su casa, ignorándola por completo, y sin recordar los sentimientos que un día tuvo.

Una noche Ana María, se escapó de la vigilancia de su madre decidida a hablar con su enamorado. Se alejó de su casa, esperando el momento para abordar al muchacho. Bernardo oyó el rumor de unos pasos y se volvió de repente.

La sangre se heló en las venas de Bernardo, cuando comprobó que no era un humano quien iba tras él sino un impresionante león. La pócima que bebió, presentaba así a los ojos de Bernardo a Ana María. Como pudo echó a correr hacía el pueblo y contó a gritos su aventura.

No debieron creerlo mucho cuando nadie se ofreció a acompañarle, le aconsejaron eso sí, riéndose de él, que la próxima vez llevase un puñal e hiciera frente a la fiera.

La noche siguiente emprendió el camino habitual. Al aproximarse a aquella calle, el corazón le latía muy fuerte y busco el contacto tranquilizador del puñal. Ana María comenzó a seguirle, Bernardo se dio cuenta al oír pasos tras él, que era el león y, sin fuerzas para hacerle frente, echó a correr. Ana María corrió tras él dispuesta a no dejarle marchar, llamándole; ¡Bernardo! ¡Bernardo!. Pavorosos rugidos resonaron en los oídos del joven, que muerto de miedo, esgrimió el puñal y espero la embestida de la fiera.

Tres puñaladas desgarraron el pecho del león y bañaron de sangre la mano de Bernardo, que ya corría hacia el pueblo, gritando su victoria al haber matado al animal y mostrando como prueba el arma ensangrentada.

Ana María apareció muerta a la mañana siguiente. De su pecho apuñalado, había manado un charco de sangre.
El destino de la madre y del joven queda sumido en el misterio.

2 comentarios :

Gio Yakún DICE

Tomando el cuento literalmente, es posible prever las consecuencias: tras haberse vanagloriado Bernardo públicamente de su encuentro con un león y mostrado un puñal ensangrentado sólo había dos posibilidades: o bien lo ajusticiaba la ley local, o bien él, al darse cuenta de lo que en realidad había pasado, se suicidaba... Y la madre, quizá permanecería viva por mucho tiempo más, sola y rumiando el destino de la hija a la que quiso un día proteger y a la que acabo matando indirectamente...

Sin embargo, tomando el cuento como lo que es, una leyenda moralizante, quizá el tema de la narración sería decirle a las jovencitas que obedecieran en todo a sus madres, particularmente en lo que a amores se tratare, pues podían hasta perder la vida por alguien que ni siquiera las recordaría... ¿será así?

Gio.

Ana DICE

Gio, me encanta tu final para esta leyenda, gracias.
Un beso.