EL PROFESOR ESPAÑOL DE MARÍA TUDOR
La posibilidad de que María Tudor fuese algún día reina de Inglaterra obligó a poner especial interés en su educación. A principios del siglo XVI el movimiento humanista se hallaba en su punto álgido, y María al igual que otros príncipes y nobles de la época, su hermana Isabel entre ellos, recibieron una formación muy amplia.
Catalina de Aragón le encargó ese trabajo al humanista de origen valenciano Juan Luis Vives, instalado desde joven en los Países Bajos. Aprovechando un viaje que el humanista hizo a Inglaterra para dar clases en la Universidad de Oxford, la reina le propuso que fuera él, el encargado de trazar el plan de estudios de María. Juan Luis Vives desarrollo ese plan de estudios en su tratado “De la instrucción de la mujer cristiana” (1523).
La princesa María debía seguir un sistema severo y exigente, sólo podía leer a los autores clásicos y escolásticos (Cicerón, Séneca, Plutarco, Platón, San Jerónimo y San Agustín), así como las obras de Erasmo. Tampoco podía tener romances, pues según él, las mujeres eran criaturas débiles fáciles de corromper. Como el silencio era una virtud apreciada en ellas, no se las enseñaba retorica. Le dio clases de latín, pero opinaba que la teología, la filosofía, y las matemáticas, estaban por encima de sus capacidades.
Catalina de Aragón le encargó ese trabajo al humanista de origen valenciano Juan Luis Vives, instalado desde joven en los Países Bajos. Aprovechando un viaje que el humanista hizo a Inglaterra para dar clases en la Universidad de Oxford, la reina le propuso que fuera él, el encargado de trazar el plan de estudios de María. Juan Luis Vives desarrollo ese plan de estudios en su tratado “De la instrucción de la mujer cristiana” (1523).
La princesa María debía seguir un sistema severo y exigente, sólo podía leer a los autores clásicos y escolásticos (Cicerón, Séneca, Plutarco, Platón, San Jerónimo y San Agustín), así como las obras de Erasmo. Tampoco podía tener romances, pues según él, las mujeres eran criaturas débiles fáciles de corromper. Como el silencio era una virtud apreciada en ellas, no se las enseñaba retorica. Le dio clases de latín, pero opinaba que la teología, la filosofía, y las matemáticas, estaban por encima de sus capacidades.
María Tudor compartía sus clases de francés, griego y de danza, con un grupo de compañeras selectas. En 1525, para aprender el arte de gobernar fue enviada a las Marcas Galesas, cuyo consejo debía presidir, como otros príncipes de gales habían hecho antes que ella
2 comentarios :
Y eso que era un adelantado a su época....que si no...
Valentín, imagino como serían los demás.
Un beso.
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