CASA CON HISTORIA

Las casas señoriales mallorquinas además de ser verdaderas obras de arte tienen su propia historia.

Can Catlar del Llorer la tiene:

Propiedad de la familia Dezcallar, quienes ostentaban el monopolio de la sal, es una de las más antiguos de la ciudad, se cree que ya existía en la época musulmana, pues así lo indican unos fragmentos de mural realizados en técnica mudéjar, que fueron encontrados durante una reforma, y que se encuentran ahora expuestos en el Museo de Mallorca.

Ser una de las casas más antiguas de la ciudad le ha valido para ser objeto de historias, algunas de ellas llenas de intriga y de dolor. Como la muerte de Bárbara a manos de su hermano Pere Dezcallar ocurrida en 1740.

La causa fue que la joven había contraído matrimonio en secreto con el notario, Francesc Garcías, que en opinión de su familia no tenía el suficiente rango para acceder a tal honor. Más tarde el remordimiento y la pena por lo que había hecho acabó, también con la vida de Pere.

Un siglo después, albergó entre sus muros a quién se la conoció como “la monja ribera”, hija de un rico comerciante, que cuando contaba con solo 13 años de edad, fue ingresada, contra su voluntad, en el convento de las jerónimas. No pudo aguantar más y, en 1820 al amparo de los nuevos aires de libertad social, dejó los hábitos.

La familia vio en esta decisión un peligro sobre sus posesiones y la joven tuvo que sufrir intrigas, pleitos y cárcel por recuperar la herencia de su padre a la que había sido obligada a renunciar al hacer los votos.