LOS PUEBLOS FANTASMAS DE POTEMKIN
Cuentan que en 1787 el general ruso Grigori Alexandrovich
Potemkin (1739-1791), también gobernador de Crimea y el resto de provincias
meridionales de la Gran Rusia, mandó renovar urgentemente todas las calles y
los parajes que iba a recorrer la comitiva real.
Para ello, ordenó no solo el arreglo de fachadas y caminos,
sino incluso la construcción de unas aldeas fantasmas, a las que convirtió en
bonitos pueblos, obligando a que los lugareños se agolparan en las calles
falsas, vestidos con sus mejores galas y que, a golpes de órdenes militares,
vitorease a la reina a su paso.
Estos pueblos, compuestos únicamente por fachadas falsas,
sin casas detrás, cumplieron con su cometido, y la zarina comprobó con gran
agrado la prosperidad económica y el gran poder de afecto con la Corona de las
gentes de esta región recién incorporada a su imperio.
Desde ese momento, se acuñó la expresión las “Aldeas de
Potemkin” para llamar a cualquier maniobra política que trata de ocultar o
disfrazar la realidad social a ojos de los gobernantes y el exceso de sometimiento
de las autoridades locales a los poderes centrales.
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