30 de abril de 2015

MOLINOS


Al principio de los tiempos, los molinos eran movidos por animales o por hombres. Hacia el año 1000, existían en Persia unos aparatos mecánicos compuestos por unas aspas que estaban montadas sobre un eje que movía un disco. Eran los primeros molinos de viento, que más tarde fueron adoptados por los árabes, y fueron los cruzados los que los trajeron a Europa.

Estos primeros molinos de viento eran más complicados que los de agua. Las aspas dispuestas en cruz, estaban formadas por un marco con maderos, sobre el que se tensaba una tela fuerte. El timón lo formaba un madero largo adherido al casquete, y se maniobraba por medio de un torno. Cuando el molino tomaba el viento, se soltaba un freno. Las aspas arrastraban el árbol maestro que llevaba la rueda dentada, esos dientes engranaban en la linterna. La linterna giraba en horizontal y arrastraba un grueso eje de hierro, que es lo que hacía girar la muela. Según la separación de las muelas, se obtenían harinas más o menos finas.

En la parte superior del molino, se encontraban unos ventanucos que servían para que el molinero supiera los cambios de dirección del viento, de esa manera podían cambiar la orientación de las aspas.

Los molinos de viento se emparejaban en ocasiones con un molino de agua, que era sustituido por el de viento en las épocas en las que el caudal era mínimo, mientras se llenaba la presa. Cuando no hacía viento, se ponía en funcionamiento el de agua, que molía los cereales. 

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