21 de abril de 2015

LOS HUÉRFANOS DEL TITANIC


Entre los supervivientes del Titanic se encontraban dos niños pequeños, estaban solos, no hablaban inglés y tampoco francés, no pudieron identificarse y nadie los reclamó. Se les llamo “los huérfanos del Titanic”. Pasado un tiempo se conoció su historia, que conmovió a medio mundo.

Michel Navratil, su padre, había nacido en Eslovaquia, en 1902 se estableció en Niza, donde trabajaba como sastre. Al poco tiempo de su llegada se casó con Marcelle Caretto, una chica italiana. La pareja tuvo dos hijos; Michel M. y Edmond Roger.

En 1912, la sastrería comenzó a tener problemas económicos y la pareja también. El padre solicitó el divorcio alegando infidelidades de su mujer. Los niños se quedaron con su madre. En las vacaciones de Pascua, el padre se llevó a los niños, que contaban con 2 años (Edmond) y cuatro años de edad (Michel), pasados estos días, la madre fue a recogerlos y habían desaparecido.

El padre había decidió huir con ellos y empezar una nueva vida en Estados Unidos. Los tres se trasladaron a Inglaterra, donde Michel compró, con nombres falsos, unos billetes de segunda clase para embarcar en Southampton, en el Titanic. Durante el viaje, tuvo a sus hijos escondidos de los demás pasajeros. Mientras tanto la madre había denunciado a la policía de Niza el secuestro de los niños.

La noche del hundimiento, Michel ayudado por otro pasajero, vistió a los niños y los sacó a cubierta. El pequeño Michel contó (ya adulto):

-“Mi padre entró en la cabina en que estábamos durmiendo. Me vistió con mucho cariño y me abrazó. Otro pasajero hizo lo mismo con mi hermano. Cuando pienso en ello ahora, me conmuevo mucho. Ellos dos sabían que iban a morir”.

Cuando el segundo oficial Charles Lightoller ordenó que los niños y las mujeres pasaran a los botes, Michel se despidió de sus hijos dejándolos al cuidado de Margarita Hays, que se hizo cargo de ellos. Su padre le dio un último mensaje al pequeño Michel:

-“Hijo mío, cuando tu madre vaya por ti, como seguramente ocurrirá, dile que la quise muchísimo y que todavía la quiero. Explícale que esperaba que ella nos siguiera, de manera que todos pudiéramos vivir juntos y felices en la paz y la libertad del Nuevo Mundo”.

Durante la noche que pasaron en el bote comieron bizcochos que les dio Hugo Woolner, pasajero de primera clase. Al ser rescatados, los niños no pudieron identificarse, Margarita Hays decidió que los niños se quedaran en su casa de Nueva York hasta que, con la ayuda de la sociedad Children’s Aid, se localizase a algún familiar.

Seis días después del naufragio del Titanic, el 21 de abril Marcelle reconoció a sus hijos en un artículo de Le Fígaro. La trasladaron a Norteamérica, y por fin se reunió con sus hijos el 16 de mayo, regresando a Francia a bordo del RMS Oceanic, y se establecieron en Montpellier.

Con el tiempo Michel se convirtió en un brillante profesor de filosofía y se casó con una compañera de estudios. En 1987 regresó a Estados Unidos, para participar en el setenta y cinco aniversario del hundimiento, lugar al que no había vuelto desde 1912. Fue el último varón superviviente. Falleció el 30 de enero de 2001, tenía noventa y dos años.

Su hermano Edmond fue arquitecto, decorador de interiores y constructor. Durante la Segunda Guerra Mundial luchó en el ejército francés y fue prisionero de guerra. Logró escapar, pero su salud se debilitó mucho y murió a principios de los años 50, tenía cuarenta y tres años.

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