EL SUDOR DE UN CRUCIFIJO (LEYENDA BALEAR)
La sequía que padecía la
isla de Mallorca en el año 1507, era terrible. El ganado se moría de sed, los
pozos y las fuentes estaban totalmente secos y muchos labradores abandonaban
sus campos, para ver si podían sobrevivir haciendo otros trabajos. De las
230.000 cuarteras de trigo que se necesitaban para el consumo local, sólo
recogieron 25.000.
Al borde de sus fuerzas,
sólo les quedaba una solución, sacar sus imágenes religiosas al campo y
organizar procesiones, para ver si ocurría un milagro y llovía.
En Alcudia(en la costa norte de Mallorca), la procesión
se dirigió a la Cova de Sant Martí, donde, en otros tiempos, los vecinos de
Pollentia celebraban sus ritos cristianos. Los Jurados, descalzos y en camisa,
se turnaban llevando el crucifijo, mientras el pueblo, castigándose de las más
diversas maneras caminaba detrás, rezando y cantando.
Al salir de la Cova, los
penitentes que estaban más cerca de la imagen se dieron cuenta que el Cristo
estaba empapado de un sudor acuoso, mezclado con gotas de sangre. Pronto corrió
la voz y lo interpretaron como que el milagro se iba a producir. Pero no
llovió.
Al día siguiente, con las autoridades presentes, se volvió a repetir el
fenómeno, al finalizar la eucaristía. Un escribano, tomó nota para que quedara
constancia del hecho.
Este es el fragmento del acta del notario palmesano Antonio Seguí confirmando
la que levantó el día anterior su colega de Alcudia Francisco Axartell:
“E fonch clarament y manifesta trobat lo dit Crucifixi esser banyat en lo
cap en los cabells de la part squerra… E los dits cabells de loch de la
bayandura foren vistes algunes gotetes petites que parexíen unes perles petitas…”. ( Claramente, manifiesta
haber encontrado lo dicho, el crucifijo esta bañado en la cabeza y en los
cabellos de la parte izquierda… en los dichos cabellos fueron vistas algunas
gotitas pequeñas que parecían unas pequeñas perlas…)
Todo esto ocurrió los días 24 y 25 de febrero de 1507. En ningún otro
documento se ha encontrado referencia a este fenómeno. Ni siquiera el Obispado
se pronunció.
Lo raro de esta leyenda es que todos los personajes están identificados por
sus nombres, apellidos y cargos que desempeñaban. Eran el venerable mossen
Miguel Garsía preveré e Domer de la Seu de Mallorca. A los “políticos” les representaban los abogados
Joan Dezcallar, mossen Jounot de Vallobar, mossen Joanot Falo, mossen Bernat de
Pachs. Y los hombres de leyes enviaron a los abogados Pere Joan Forteza y Joan
Andreu.
Sólo uno de los enviados, un fraile, no ha sido posible identificarlo. Parece
que hubiera habido algún interés en que desapareciera el recuerdo de que estuvo
inspeccionando el sudor del crucifijo.
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