LA ISLA DE COCOS
Según cuenta Oexmelin, médico del pirata Morgan, en su obra “Los Filibusteros”, el pirata inglés enterró una parte del tesoro robado en Panamá, en la isla de Cocos, y ya no volvió a recuperarlo. Morgan, gobernador de Jamaica, cargado de riquezas y de honores, no quiso arriesgarse a tan largo y peligroso viaje y, además, resucitar con ello un pasado siniestro.
Desde entonces esta isla fue conocida por la Isla del Tesoro y popularizada por Stevenson en su famosa novela del mismo titulo. Esta isla no está en el Caribe, sino en el otro lado, en el Pacífico, a 500 kilómetros de Costa Rica.
Se trata de un islote rocoso lleno de cocoteros. Siempre fue un nido de pitatas y las leyendas, y hasta los testimonios históricos, la señalan como lugar de enterramiento de tesoros. Allí parece ser que está, también, el llamado “tesoro de Lima”. Los sublevados del Mary Dear lo escondieron, después de asesinar a sus dueños, unos españoles huídos de Lima cuando la toma de la capital peruana por el ejército de Simón Bolivar.
No existe otro lugar en el mundo que haya atraido tantas expediciones de cazadores de tesoros:
1900- La del navío de guerra británico HMS Haughty, en la que durante varios días los 30 tripulantes recibieron permiso para buscar tesoros. Estos hombres no consiguieron encontrar nada, quizá por el poco tiempo que tuvieron.
1903- La llevada a cabo por el Capitán Sharpnel del mismo Haughty, resultado negativo.
1915- La del campeón británico de automovilismo, Sir Malcolm Campbell. Tampoco encontró nada.
1934- Se funda en Londres, bajo el nombre de Treasu Recovery Ltd., una compañía para buscar tesoros. Aunque consiguió algunos beneficios de otros lugares, en la isla de Cocos no encontró nada.
1950- El norteamericano Jhon A. Forbes, lleva a cabo un quinto y último intento en la isla, nada de nada.
El 6 de diciembre de 1962, los franceses Jean Portelle, novelista laureado con el Prix Interallié por su obra “Janitzia”, Claude Chalies, autor de novelas policíacas y conocido reportero, y Robert Vergnes, especialista en arqueología pre-colombiana, desembarcaron del Dolphin y quedaron solos en la isla. Su objetivo era la búsqueda de los famosos tesoros.
El 21 de diciembre, cuando navegaban junto a la costa en un bote neumático, este naufragó y Portelle y Chaliess murieron. Vergnes fue recogido dos meses más tarde, por el Elinor, con una fuerte crisis nerviosa.
El asunto dió lugar a una denuncia de Francia contra Vergnes, pues la muerte de sus compañeros, según sus familiares, no parecía muy clara. La denuncia no prosperó y Vergnes partió para una expedición en Panamá.
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