EL ROBO DE LA ENSAIMADA

Es muy normal que los mallorquines cuando viajamos llevemos una ensaimada, lo que no es muy normal es que la lleve yo, cuando viajo sola me gusta ir ligera de equipaje, aunque nunca lo consigo, por eso, ya es suficiente con la maleta repleta y llevar una ensaimada es como un bulto más (reconozco que también me da un poco de corte).

Esta Navidad hice una excepción, pensé; pobrecito, me pide una ensaimada y voy a ser tan mala persona de no llevársela. Así que, facturé la maleta y la ensaimada. No sabíamos la ensaimada y yo lo que nos esperaba.

Al ir a recoger la maleta y la ensaimada empezaron los problemas, la maleta llegó enseguida, de las primeras, la ensaimada no llegaba, pasaban ensaimadas y ensaimadas pero la mía yo no la veía, le había puesto una cintita roja para reconocerla de lejos, pero no aparecía, o por lo menos yo no la veía. Pasaba una que no hacía más que dar vueltas y vueltas y nadie la cogía. Empecé a sospechar que esa ensaimada solitaria podía ser mía por la caja de la panadería, no tenía la cuerda ni la cinta roja, pero cada vez estaba más convencida que me pertenecía.

Me quede sola en la cinta de las maletas, sola no, con la ensaimada dando vueltas. Ya no tenía duda, era la mía.

Me quede muerta cuando abrí la caja, se habían comido mi ensaimada, eso si, habían tenido el detalle de dejar un trocito pequeño de dos centímetros como mucho.

Me fui enseguida a reclamar y la respuesta fue que cuando llegase a casa reclamase a la compañía.

Nunca sabremos si se comieron la ensaimada en la salida o en la llegada, aunque claro, pensando un poco los operarios de las salidas (Palma) están cansados de comer ensaimadas, parece que los de la llegada deben estar más ansiosos por comerla.

Esta mañana he ido a reclamar me han dicho que envíe la factura y me devolverán el dinero, ya no tiene mucha importancia, la cuestión es que se quedó sin comer ensaimada.