EL MITO DE FRIGG (LEYENDA NÓRDICA)

Balder era hijo de Odin, el dios de los dioses, era el más querido y más bello de todas las deidades nórdicas.

Un día, Balder comenzó a soñar con su propia muerte, por lo que todos los dioses decidieron protegerlo. Su madre Frigg hizo prometer a todas las cosas de la vida; enfermedades, árboles, animales, plantas, metales, agua..., que nunca iban a hacer daño a su hijo, todos aceptaron el juramento.

Balder se volvió invulnerable a todos los males y, los dioses idearon un juego en el que le tiraban toda clase de cosas, sin que el se hiriese. Todos cumplían su promesa y no le hacían daño.

Lucky, el dios travieso, no estaba de acuerdo con la promesa y muy celoso de Balder. Se disfrazó de anciana y fue a hablar con Frigg. Ella sin saber que era Lucky, le contó que al muérdago por ser una planta insignificante que crecía al este del Walhalla no le había pedido el juramento.

Lucky fue a unirse a los juegos de los dioses, antes había construido una flecha con muérdago en su punta. Cuando llegó se encontró con un dios que no le tiraba nada a Balder, era ciego.

Lucky le dijo al dios ciego que le daba su arma y le indicaría donde estaba Bolder. El dios ciego lanzó la flecha, que hirió de muerte a Balder.

Los dioses lloraban de dolor por la perdida de Balder, sobre todo su esposa y su madre que fue a suplicarle a la diosa Hel que lo dejara salir del reino de los muertos. Hel le dijo que si todas las criaturas y las cosas lloraban a Balder, él regresaría.

Frigg camino por el mundo entero haciendo que todos lloraran la muerte de su hijo. En este viaje se encontró de nuevo a la vieja, o sea, Lucky, quien dijo que Balder no había hecho nada por ella, así que no tenía porque llorar su muerte.

De esta manera, Lucky condenó a Balder a permanecer en el reino de los muertos para la eternidad.