MACHU PICCHU

Machu Picchu es una ciudad construida cerca del cielo, rodeada por muros de más de un metro de espesor, es una fortaleza poblada de espíritus y mágicos silencios. Se rindió culto al Sol, a la Luna, a las nubes, a las estrellas. Los incas lo construyeron como avanzadilla defensiva de su capital.

No se sabe como sus habitantes consiguieron alzar estas rocas gigantescas por encima de los precipicios. Una tradición dice que el Qoriq'ente, pájaro de oro que canta en el paraíso, trasmitió a los hombres el secreto de convertir las piedras en barro. Otra leyenda dice que un dios convirtió a los hombres en piedras para que otros hombres los arrastraran, a golpe de látigo, hasta las cumbres del Machu Picchu.

Cuando los españoles entraron en el Cuzco, las virgenes del Sol que cuidaban el templo sagrado de la ciudad escaparon hacia Machu Picchu, donde vivieron ocultas hasta su muerte. Allí se educó también el joven Felipe Túpac Amaru, que intentó sentarse en el trono de sus padres, pero que nunca llegó a reinar y perdió la vida a manos del virrey Francisco de Toledo.

Las viviendas del Machu Picchu se apiñaban a lo largo de las calles cortadas en escalones que ascendían entre las terrazas destinadas a los cultivos. Desde lo alto del puesto de guardia superior, los soldados vigilaban el paso del Urubamba.

No se conoce la fecha exacta de su constucción. Por el trazado de su arquitectura puede remonatarse a la época del rey Pachacutec, que gobernó a mediados del siglo XV. El descubrimiento de la fortaleza, olvidada durante siglos, se debe al arqueólogo norteamericano Hiram Binghan, que la encontró en julio de 1911. Su rastro se había perdido desde el siglo XVI, cuando las represalias tomadas por el virrey Francisco de Toledo obligaron a los últimos sacerdotes que la habitaban y la regían a ocultarse para siempre.