MOMIAS GUANCHES

Los guanches (antiguos pobladores bereberes de la isla de Tenerife) eran protocolarios y amantes de los rituales, por lo menos en la confección de momias, pero sus costumbres de embalsamado no eran tan amplias como las egipcias.

Se cree que sólo se momificaba a aquellas personas de cierta importancia social, como guerreros, chamanes o jefes de grupo, no había distinción entre hombres y mujeres.

Cuando se producía el fallecimiento, el muerto era largamente llorado y venerado por sus familiares y conocidos. Tras el período de velar el cadáver, se entregaba a un momificador de su mismo sexo, quien realizaba el proceso, el cual tardaba unos quince días.

En este tiempo se procedía al lavado y purificación del cuerpo, lo que se hacía un par de veces al día. En el primer turno la limpieza era con agua fría sin más, en el segundo era tibia e incorporaba esencias y plantas.

Cuando el personaje era importante se le extraían las vísceras, pero cuando no era de nivel, se limitaban a taponar todos los orificios del cuerpo.

Después de esto, el cuerpo era untado con manteca de animal y cubierto con pieles. Se dejaba al sol unos quince días y se le daban varias vueltas hasta que quedaba completamente seco. En algunos casos, tras secarse al sol, era envuelto en pieles de cabra que eran cosidas y teñidas con resinas. Por último la momia era trasportada hasta una cueva o algún lugar seguro.