LEYENDA DE ANTEO

Según Platón, la región que hoy es Tánger estaba dominada por un gigante, Anteo, hijo de Poseidón, el dios de los mares, y Gea, la diosa original que representa el poder de la Tierra.

Anteo tenía la costumbre de obligar a luchar contra él a todos aquellos que quisieran pasar por sus dominios, y también tenía la costumbre de ganar siempre. Adornaba el templo que construyó para mayor gloria de su padre con los cráneos de los vencidos en desigual combate.

El gigante poseía en sus tierra los fabulosos jardines de las Hespérides, en los que crecían manzanas de oro. Una de las doce tareas que Heracles (el Hércules de los romanos) tenía que llevar a cabo fue la de robar tres de esas manzanas, primero venciendo al dragón que las custodiaba y después al mismo Anteo.

Ésta fue una batalla entre dos titanes que, según el mito, dejó huellas aún visibles en la geografía del Mediterráneo. En Tánger se dice que algunas de sus llanuras son las marcas qye dejaba el gigante al ser tumbado por el olímpico.

Pero al tomar contacto con la tierra, su madre Gea le revitalizaba para seguir luchando, por lo que Heracles tuvo que ahogarlo en el mar mientras sostenía su cuerpo fuera de todo contacto del área de influencia de Gea.

El estrecho de Gibraltar estaría originado por un corte de la espada de Heracles durante el combate, separando para siempre Europa de África.

El cadáver de Anteo fue enterrado bajo la colina de Charf que, dependiendo del lugar desde donde se mire, tiene la forma de un gigante acostado.