EL ESQUELETO DE DANTE
En 1516, Florencia reclamó los huesos de Dante Alighieri después de haberle desterrado y condenado a muerte. Pero su deseo no se vio cumplido, pues los monjes franciscanos que los custodiaban en Ravena, se negaron a entregarlos y los escondieron.
En 1677 con motivo de unas excavaciones en el convento de los monjes, fue encontrada una caja de madera de encina que tenía esta inscripción; “Dantis ossa”.
Esta caja fue colocada en el interior del monumento de Lamberti, que el legado del Papa en la Romagna hizo restaurar en 1692. Florencia tuvo que renunciar a sus pretensiones de poseer los restos de Dante, no se sabía, sin embargo, si eran los verdaderos huesos.
Los huesos parecía que ya descansaban definitivamente en este lugar, cuando estalló la Revolución francesa, que desbordo las fronteras de su nacionalidad. Cuando el vencedor se acercaba (Bonaparte), los monjes de Ravena, imitando a sus antecesores del siglo XVI, escondieron de nuevo los huesos del poeta.
En 1805 cuando se dio orden de derribar el monumento, se encontró la tumba de Dante vacía. En 1857 se practicaron excavaciones que no dieron resultado. La caja no había ido a parar muy lejos (estaba en la misma iglesia), no fue encontrada hasta 1865.
Llevaba una inscripción algo más larga que hacía mención a la exploración de su contenido en el siglo XVII; “Dantis ossa, denuper revisa die tertio junii 1677” (huesos de Dante, revisados recientemente el día 3 de junio de 1677).
La caja era de madera de cedro y tenía setenta y siete centímetros de largo por treinta de alto. Los huesos eran tan completos que se podía reconstruir el esqueleto casi al completo.
El 7 de junio de ese mismo año las autoridades abrieron el sarcófago oficial de la capilla funeraria. Estaba vacío, pero encontraron algunas hojas de laurel y tres falanges, dos que pertenecían a las manos y una a los pies. Eran los huesos que faltaban al esqueleto encontrado en la iglesia.
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