LOS 103 AÑOS DE MIGUEL EUGENIO CHEVREUL
El químico Miguel Eugenio Chevreul, gran investigador de las
materias grasas, descubridor de las bujías esteáricas y de la famosa ley del
contraste simultáneo de los colores, vivió 103 años, desde 1786 a 1889. Según él
su longevidad era fruto de su alimentación.
A las siete de la mañana; dos huevos, un picadillo de carne
y pollo y medio litro de café con leche; a las siete de tarde; tapioca con
queso rallado, una chuleta asada, queso, un racimo de uvas y tres vasos de
agua.
En su historial consta un desagradable episodio que le causó
gran pena durante toda su vida. Cuando trató de contraer matrimonio, su futura
suegra quiso informarse de la conducta del que sería su yerno, a la sazón
profesor del Mus o de Historia Natural, para ello no encontró mejor fuente de
información que el jardinero de su casa.
Este, que había sudo rechazado por una joven encargada de
poner las etiquetas en los fósiles y en los animales disecados, aprovechó la
ocasión para vengarse e inventó la historia de unos amores entre el austero
profesor y la etiquetista. Al cumplir los cien años, un reportero de la época
le interrogó sobre su vida, él todavía recordaba con tristeza esas acusaciones
sin fundamento.
Uno de sus biógrafos contaba con ocasión de su centenario: “Han
pasado cien años y no han sido bastantes para enfriar el ardor de su
curiosidad, ávida siempre de nuevos conocimientos. A través de esos cien años
ni un solo minuto ha dejado de trabajar. Las mil peripecias de esa época, el
número increíble de revoluciones, de ministerios derribados y restablecidos;
las monarquías, los imperios, las repúblicas, los sitios, las invasiones no han
bastado para impedir que Monsieur Chevreul asistiera diariamente a su laboratorio”.
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