GASTRONOMÍA ÍBERA
La base de la alimentación de los pueblos prerromanos eran
los cereales cocidos al horno y preparados de distintas formas. No faltaba en
ningún plato celta el asado de cerdo, vaca, buey, cordero o jabalí. Se acompañaba
por una especie de cerveza que fabricaban fermentando el trigo y añadiendo
miel. Las verduras no tenían mucho protagonismo en su dieta.
La dieta de los íberos era más sana y equilibrada. Incorporaban
pescado, legumbres, verduras, frutos secos… No se sabe si consumían leche, pero
sí elaboraban quesos. El aceite de oliva, la sal, el vinagre y las salsas para
acompañar la comida eran muy apreciados.
Un menú íbero se componía de los siguiente:
Entrantes: tabla de queso y jamón ibérico.
Primer plato: Potaje, similar a las gachas, elaborado con
harina de trigo.
Segundo plato: Carne/pescado a la brasa.
Postre: Fruta (peras, manzanas, higos, uvas…) frutos secos
(almendras y avellanas).
Bebida: Vino/cerveza.
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